La ignorancia en materia aeronaútica es la mayor causa de confusión entre los propios usuarios del avión como medio de transporte. Pero que un diario como el de Jerez «caliente» los cascos a unos supuestos afectados por una actuación profesional, comparándola con otra cuya descripción cabe en el código penal como «imprudencia temeraria«, es demasiado obvio ya para quienes habeis ido entrando en alasdeplomo.
Hablar de ILS, sin incluir la categoría del mismo, ni del avión cuyos equipos deben estar acordes con ellas, y los pilotos a su vez (ambos) con la correspondiente capcitación para operar en condiciones de visibilidad reducidísima, es lo menos que se debe explicar. Yo ya lo había hecho hace un tiempo, justo antes de que empezaran a aparecer las nieblas este invierno.
Tuve la enorme fortuna de estar en el momento oportuno en una excelente compañía, con unos aviones magníficos, y con una instrucción basada en la perfección y exigencia alemanas. Era LTE, con sus flamantes BOEING-757, y con unos instructores perfeccionistas al máximo.
Así que si no me equivoco mucho, creo que fué la primera compañía española que obtuvo la certificación para operar ILS de Cat. II y posteriormente en Cat. III. Y ya os digo que circunstancialmente uno de los copilotos que la tenía era el que os lo cuenta. Mientras el resto de compañías -incluida Iberia- fueron obteniendola con posterioridad.
Uno de tantos días de niebla en Madrid, las condiciones de visibilidad eran inferiores a las que nosotros teníamos todavía autorizadas (cat. II). Hicimos la aproximación automática, como corresponde, llegamos a los mínimos previstos, y no pudimos hacer otra cosa que frustrar, porque no llegamos a ver las luces correspondientes. Así que procedimos al aeropuerto alternativo.
Sin embargo otra compañía española, que todavía no había cumplido con todo el proceso para obtener esa capacitación, aterrizó instantes después de haberlo intentado nosotros. Por si a algún malicioso se le ocurre decir que los bancos de niebla varían de intensidad y localización, diré que no era niebla en bancos, sino niebla densa, estable y helada… O sea que no había aumentado la visibilidad ni un cm.
Al día siguiente, en Zaragoza dió la casualidad de que uno de los pasajeros que habían ido en ese vuelo que aterrizó en Madrid me ponderaba la magnífica actuación de los pilotos de esa compañía, destacando además la habilidad para aterrizar cuando otros no lo conseguían… ¡Por Dios!.
No quise decirle que esos kamikazes habían puesto en riesgo la vida de ese pasaje, incluído el que me lo contaba admirado. Hoy todavía se sigue desconociendo la importancia de todo esto y solamente se valora el llegar al destino sea como sea, sin importar las circunstancias y menos aún la profesionalidad de quienes adoptan la siempre recomendable práctica de hacer lo que se debe, sin valorar otra cosa que no sea la SEGURIDAD y la LEGALIDAD.
Aterrizar «por obligación», porque no tienes combustible para llegar al alternativo, porque aunque no estés autorizado nadie sabe si realmente has visto o no la pista o las luces, y porque eres sobre todo un mal profesional, que además se juega la vida de los demás alegremente, es un delito. A ver si de una …vez la inspección de la AESA actúa de oficio, comprueba que el combustible que llevan a bordo cumple con los mínimos legales establecidos, si las condiciones meteorológicas permiten intentar siquiera una aproximación en Cat. I, o si de facto estaban ya en cat. II o superior, y que empiecen de verdad a considerar que estos mensajes calan en la sociedad, haciendo de estos irresponsables modelo a seguir. Luego dirán que por qué digo que va a haber más de un accidente.
Jorge, esa razón que me otorgas, deberían tenerla quienes operan por ahí. Desde las direccines de operaciones, pasando por los pilotos, y siguiendo por la AESA, parece que se haya ido perdiendo la razón, vamos que hay mucho loco suelto por ahí haciendo de héroe… 🙁
Cuanta razón llevas, es penosos que en muchos lugares se arriesgue sin los medios adecuados.
Un abrazo