El pabellón de Aragón es quizás uno de los más visitados y solicitados por los que vienen a ver la Expo. Obviamente juega con la ventaja de ser un edificio independiente y al que se llega muy pronto desde la entrada conocida como «Del Ebro», desde el paseo de Ranillas.
La singularidad del mismo estriba en su concepción, aparentando ser como un gran cesto entretejido, como los tradicionales cestos de madera, a base de láminas finas y que se utilizaban para contener todo tipo de comestibles o de objetos variopintos. En este caso han colocado las «frutas de Aragón» archiconocidas por los visitantes de la ciudad desde hace años y que resultan un exquisito detalle como recuerdo «goloso» de su paso por nuestros pagos.
Si no quereis leer más aquí están las fotos de ayer.
El apoyo de todo el edificio se hace sobre tres patas o soportes que sirven de acceso a los visitantes. Cada una de las patas representa una de las provincias aragonesas y la visita se comienza entrando por Teruel y abandonando el edificio por Huesca.
Una vez dentro del pabellón se accede a la última planta (desde la que se puede contemplar una vista general de los pabellones conjuntos de la Expo y de las cubiertas ajardinadas de su entorno próximo), mediante un ascensor amablemene controlado por las azafatas. Al llegar arriba encuentras un magnífico bar-restaurante y las vistas ya mencionadas. El espacio se ha decorado con la sobriedad propia de nuestra tierra, pero con un excelente efecto visual, donde todo destaca por su belleza propia sin necesidad de mayores artificios. La visita es cómoda y rápida, cada uno se detiene a contemplar la gran cantidad de fotos de la tierra dispuestas entre las varas (creo que de cerezo u otro frutal) el tiempo que desee. Muchos de los lugares fotografiados ya los conocemos, pero escuché algún comentario negativo en cuanto a que deberían haberse indicado los lugares a los que pertenecen. Ahí lo dejo por si puede resultar conveniente o no.
Hay arte, fósiles y detalles artísticos de diferentes épocas y tendencias. Pero tras la zona de tienda bajas ya hacia la sala de audiovisual.
Una vez dentro sigue la misma tónica, sobria pero gigantesca es la sala donde se proyecta de forma continuada un audiovisual cuya realización corrió a cargo de otro aragonés universal Carlos Saura. Las imágenes y la música te «absorben» de tal modo que lo has de ver en su totalidad disfrutando de él sin apenas respirar ante la belleza y contrastes que ha sabido integrar armoniosamente. Toda un lección de lo que permite la realización y montaje cinematográficos. !Bravo por Carlos!.
La jota tampoco falta en el documental, a cargo de Miguel Angel Berna, otro lujo de artista local, pero una jota «abstracta«, sin alpargatas ni chaleco, sin cachirulo. ¡Sólo genio y figura!. Suficiente y más que sobrado para despertar en los aragoneses nuestro sentido más común, el amor por nuestra tierra.
Saura hace un guiño-homenaje al gran maestro de maestros, nuestro admirado Luis Buñuel, cuyo recuerdo y esencia recoge sabiamente el cineasta.
Nota: No entro a describir la sala de proyección, tampoco quiero predisponer vuestras sensibilidades y prefiero que vayais descubriendo por vosotros mismos lo que se encuentra en los pabellones. Lo mismo haré con el resto de los que vaya visitando. Estoy convencido de que demasiada infiormación y fotografías quitan gran parte del misterio y el encanto de la sorpresa ante las novedades. Aunque algún detallito suelto si que pondré para que os sirva como aperitivo, como por ejemplo este enlace a su propia página.
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Pablo, o sea que como parte del atractivo está en las azafatas…prometo ir. Aunque tal vez me fije tambien en todo lo demás.
Totalmente de acuerdo con Lamia. De los pabellones de países que ya he visto, sin duda el de Polonia está entre los mejores, si no es el mejor. No sé exactamente por qué es: por el trato recibido, porque fue uno de los primeros que vi, por la belleza de sus azafatas, … Sea por lo que sea, me gustó bastante y lo recomendaría a todo aquel que vaya a ir a la Expo.
Carlos, hay mucha gente que trabaja los fines de semana: camareros, sanitarios, gentes de seguridad… no sólo periodistas y blogueros. Sea la profesión que sea, no deja de ser una faena.
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Lamia, Lamia …¿A quien se le ocurre ir a currar?. Sólo a los periodistas, además domingo, o a los blogeros que deambulamos con pinta de japoneses disparando fotos. El resto va a pasarlo muy bien. Iré a Polonia en cuanto pueda.
¡Anda chiquillo, qué vaya fino que te has quedado! Sólo había visto otra foto tuya pero la verdad es que se nota la dieta…
Yo también estuve ayer en la Expo… aunque fui a currar. Vi el Pabellón de Aragón a todo meter pero me encantó el de Polonia, en el que tuve que pasar parte de la mañana.