Elogio de las lenguas

 

 

Aunque parezca mentira el don de lenguas no se adquiere habitualmente por la intervención del Espíritu Santo (¡qué más querríamos!). Tampoco estoy muy convencido de que el origen de las distintas lenguas fuera el castigo divino por querer alcanzar el cielo con la torre de Babel. Pero sí que estoy convencido de que el dominio de alguna lengua -además de la «materna»- es la llave maestra que, si no abre las puertas del cielo, al menos te lleva fuera del infierno del «paro».

Ya Juana de Ibarbouru nos dejó un maravilloso elogio de la lengua castellana, y Joan Maragall otro elogio a la palabra. Así que no podría expresarlo con tanta claridad y belleza como ellos. Sin embargo mi elogio va para todas aquellas lenguas que nos dan la oportunidad de entendernos con el resto del mundo.

Los castellano-hablantes tenemos la gran suerte de dominar una lengua riquísima, que se nutre día a día con las aportaciones de todos y que nos permite comunicar nuestros pensamientos de una manera tal que sus infinitos matices la convierten en una auténtica joya. Pero todas las lenguas romances, han evolucionado desde  las claves que la gramática latina dejó establecidas. Aprender estas gramáticas requiere esfuerzo y dedicación, pero ello te permite un disfrute posterior enorme cuando las ideas de los demás fluyen a lo largo de una línea escrita, o una frase bien construida.

Pero con todo ello estamos de alguna manera prisioneros de nuestra lengua. Creemos que es suficiente para vivir en nuestro entorno próximo, nos sentimos orgullosos de ella y nos «resistimos» al aprendizaje de otras nuevas.

En esta España «nuestra» la enseñanza de idiomas nunca ha destacado por su eficacia. Quien más y quien menos ha estudiado en el colegio Inglés, Alemán o Francés, pero casi ninguno de nosotros aprendió verdaderamente a defenderse con dignidad en cualquiera de ellas.  Tenemos cierto pudor cuando intentamos comunicarnos en otro idioma, y la falta de oído nos impide entender otros acentos fácilmente.

Vamos a remolque de las nuevas necesidades y demandas, nos «ha pillado el toro» y ahora necesitamos esos idiomas más que cualquier master post-grado. Ya no nos vale con un título, una profesión o un oficio solamente, porque para encontrar trabajo hay que saber al menos INGLES. Si sabes Alemán estás en disposición de acudir a la llamada de Merkel, y con Francés, Oh la la, tendrás posibilidades de relación con otros tantos millones de ciudadanos que lo tienen como lengua oficial. Si nos vamos un poco más allá el Arabe nos facilita la comunicación en países donde el barril de petróleo genera unos cuantos puestos de trabajo especializados. Con el Chino mandarín abrimos nuestro portal a un millar de millones de ciudadanos… Aquí os dejo como curiosidad los cinco idiomas más extendidos en el mundo.

Y a los que ya sabeis algún idioma europeo no os irá mal ver dónde hay trabajo esperando… a través de EURES, el portal europeo de la movilidad profesional.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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