Algunos de vosotros habeis visto el diploma acreditativo con en el que tengo el honor de ser EMBAJADOR DE ARAGON. Se trata de una campaña promocional de Turismo de Aragón, y que consiste en responder a un cuestionario muy sencillo sobre nuestra Historia, cultura, bellezas naturales o monumentales, y una vez «superado» te remiten el certificado del que hago gala.
Mis dotes diplomáticas son nulas, y por tanto si realmente tuviera que representar a mi Comunidad Autónoma en su nombre, creo que pronto podríamos perder nuestras legaciones por cualquier metedura de pata mía. Pero no se trata más que de llevar nuestra región y presentarla a los demás de una forma sencilla.
Conocer tu propia tierra, y quererla, es mucho más que una visión «chauvinista» de la misma. No pretendo compararla con las demás tierras que he conocido, en las que he vivido y de las que también me siento parte. En muchos lugares mi seña de identidad era precisamente la de «el maño». No soy el único, ni el más representativo, pero siempre he recibido muestras de afecto por el solo hecho de ser maño. Tenemos una imagen de bonhomía, de nobleza y de tozudez que van parejas con nuestra forma de relacionarnos con el resto de culturas de manera abierta y generosa. Y eso es maravilloso.
También tenemos otras «cosicas» de las que no nos debemos enorgullecer, pero no es misión de un embajador hacerlas evidentes, tampoco ocultarlas, sino tratar de que los aragoneses abandonemos aquello que nos resta méritos y sigamos creciendo en lo que tenemos de bueno y hacerlo mejor.
Yo desde aquí os animo, queridos aragoneses, a convertiros en EMBAJADORES de buena voluntad, a no entrar en aquello en lo que nada se nos ha perdido, a trabajar porque en Aragón todos contribuyamos de manera eficaz al bien común, a seguir siendo el Antiguo Reino que hizo de España algo mayor y mejor, a sudar y luchar contra el secano como nuestros antepasados, y aplicarnos en todo momento a algo más que enarbolar una bandera, a hacer de la individualidad una consigna y a superar los malos momentos codo con codo, esquina a esquina y luchando por preservar el mayor tesoro que nos han legado, porque ser ARAGONES es ante todo UN HONOR.