Debido a los movimientos migratorios siempre ha habido intercambio de enfermedades entre los humanos.
Una de las grandes epidemias históricas fué la transmisión de la viruela y otras venéreas a los indios nativos de América por parte de los «conquistadores» españoles. Tal vez fué el motivo por el que acabaron sucumbiendo al empuje colonizador de España.
Más tarde otras epidemias como la «Gripe española» causó la muerte de millones de europeos en los años 20. Más recientemente el cólera atacó a determinadas localidades aragonesas con una gran alarma social el año 1971.
En fin que, enfermedades de transmisión por contacto (o por FOMITES), hay numerosas y la gravedad depende a veces, no tanto de la propia enfermedad, como del número de personas afectadas. Las autoridades sanitarias hablan por tanto de epidemias o de pandemias.
Con la movilidad a nivel global que ha posibilitado el uso del avión, la transmisión de cualquier virus o bacteria, ha aumentado en cantidad y calidad. Cualquiera de nosotros se convierte en vehículo propagador de determinada afección, aun sin vernos afectados por ella, por el sólo hecho de haber realizado un viaje aéreo en contacto con un pasajero enfermo.
Todo esto me lleva a un caso real que nos ocurrió hace unos años.
Cuando habíamos finalizado uno de los vuelos entre islas, creo recordar que de Palma a Menorca, una de las azafatas un poquito hipocondríaca, me dijo que había viajado una mamá con un niño de unos dos añitos, afectado de varicela. Su preocupación era saber si ella podría contraer dicha enfermedad. El resto de la tripulación intentamos quitarle importancia al tema diciéndole que lo más probable era que ya la hubiera pasado de niña, o que, puesto que estamos vacunados, la posibilidad era remotísima. Para demostrarle que no había que tener miedo, me senté en el asiento que habían ocupado el niño con su madre, y estuve «retocando» toda la zona que había estado en contacto con el niño.
No obstante ella por «precaución» les había servido las bebidas provista de guantes y sin acercarse demasiado. Así que insistimos en que no debía de preocuparse más del tema.
Al cabo de un mes volvimos a coincidir en otro vuelo y lo primero que me dijo fué: «Carlos, te voy a matar». (Supongo que de broma). ¿Por qué? le dije yo. Pues porque he estado dos semanas de baja con «VARICELA».
Así que su «prevención» tenía justificación. Yo no pude evitar sonreir por su «mala pata», pero aunque no fué culpa mía le pedí disculpas por las «molestias». (Desde aquí te mando un beso).
Ello no hace más que confirmar que el contagio en un avión existe. Pero también en el autobús,en el metro , en la peluquería, etc. Lo único que el avión llega más lejos y más rápidamente.
Como dato curioso está demostrado que uno de los lugares donde más «bichitos» (como decía el ministro de sanidad Ernest Lluch, desgraciadamente asesinado por innombrables ) hay presentes para un contagio es: «EN LAS ASAS DE LOS CARRITOS DE SUPERMERCADOS».
hay mucho tiempo que esa no epidemia me a dado a mi y ni lo quiera dios me de
esa epidemia fue muy fuerte
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es muy feo es emfermedad es muy grabe
SI estoy de acuerdo en lo carritos de los supermercado y en los hospitales siempre hay muchas enfermedades …
Querido jubilado: Acabo de leer tu post de la gripe aviar. Bien documentado y muy divulgativo. Yo aproveché tu sugerencia para enlazarlo con una de mis anécdotas. Así que siempre gracias.
La verdad es que siempre he tenido gran afición a temas médicos. De hecho durante muchos años pensé hacerme médico. Pero me dió mucho miedo enfrentarme a las miserias de la enfermedad, porque mi caracter me hace implicarme mucho con la gente que me rodea. Así que sobre el papel hubiera sido un mal médico ya que habría sufrido en exceso por mis futuros pacientes. Sin embargo mi hermano, su mujer y varios familiares y muchísimos amigos ejercen la medicina en distintas especialidades. Ello me hace estar bastante «al loro» de algunos aspectos médicos, especialmente en medicina aeronaútica de la que hemos recibido cursos específicos.
Me alegro de que te haya gustado el artículo.
Magnífico artículo.
Sobre la mal llamada «Gripe española» yo publiqué un post hace ya un tiempo
http://www.unjubilado.info/2006/04/12/anotaciones-sobre-la-gripe-aviar/
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que donde hay aglomeación de personas se puede uno contagiar de cualquier cosa.
En los carritos de los supermercados, al menos en Alcampo, les están añadiendo unas etiquetas en las que dice algo así «Este carrito ha sido desinfectado por… en esta fecha»
Y en la columna de la Virgen del Pilar donde todo el mundo la besa o por lo menos la toca y se santigua, los ángeles la limpian?