Españoles, ¡dispersaos!.

Uno de los programas «entretenidos» de las televisiones es el de españoles en el mundo (y sus réplicas autonómicas, aragoneses, madrileños, etc…). Aprovechando que tenemos puestas muchas picas (y no sólo en Flandes) colocadas por el mundo, nos llevan a conocer el éxito de nuestros emigrantes allá por donde han asentado sus reales.

Qué suerte tienen esos españoles, que en el extranjero viven todos a cuerpo de rey. Al menos eso se deduce de estos realities con emigrados, ya que no ha salido ni uno solo al que le hayan ido las cosas relativamente mal. De hecho no ha salido aún ningún camarero de bar cutre, ninguna doncella de hotel de malamuerte, ningún friegaplatos en London City, ningún peón de la construcción, ni siquiera un empleado de la cadena de montaje en Volksburg, sede de la Volkswagen, por poner una marca comercial que se socia con nuestra Sociedad Española de Automóviles de Turismo ( SEAT).

Así que a base de «castings» conocemos el lado bueno de la emigración española. Pero cualquiera que haya viajado un par de veces seguro que ha conocido a uno de ellos, menos satisfecho de su suerte, pero contento de tener un trabajo normalito con el que poder ir tirando. Y si no recomiendo darse una vueltecilla por cualquier casa de España y charle un rato con lo jubilados nostálgicos de su país que no han podido volver a su querida patria.

En la tele todavía no he visto -junto a uno de estos españoles- a un perro con su longaniza correspondiente que lo ate. Ni lo veré, porque no hay ningún lugar donde se haga.

Somos europeos, sin la conciencia de ser un país, porque Europa es todavía una amalgama de paises, unidos por interés, y sin otro objetivo que sobrevivir a la competencia económica de los países dominantes. No somos EE.UU., ni China o Japón, ni la India. ¡Somos Europa!.

Como emigrantes supone pues un cambio drástico de vida irse a trabajar a cualquier país de la Unión. Alemania es muy distinta a España, y no digamos Inglaterra, donde además de otra moneda, otro sistema de unidades de medida y de circular por la izquierda hablan perfectamente en Inglés. La Grand France domina el Francés como nadie. Y así sucesivamente, cada uno con su idioma, con su fuerza y su propio peso económico en la Comunidad… y ¿España?: «CAMPEONA DEL MUNDO DE FUTBOL», ¡ahí es ná!.

Pero a los que no sabemos dar patadas a una pelota (como mucho le damos vueltas a nuestra pelota), no nos queda más remedio que prepararnos para el futuro y ser competitivos en el mercado laboral único, eso sí regalando al mundo a nuestros mejores profesionales y dejándoles marchar después de haberlos formado.

Al cabo de los años vuelve a estar de oferta  el título de una película: «Vente a Alemania, Pepe!.  Una parodia de lo que en realidad esperaba a un emigrante español al llegar allí. Yo preferiría que al cabo de tanto tiempo hubiese sido al revés, que la oferta fuera ¡Vente pa España, Hans, o Michael!… pero seguimos siendo igual de palurdos -o más-  que entonces. Porque  habíamos vivido una época oscura, llena de calamidades y de necesidad, de miseria generalizada y de supervivencia pura y dura. Pero ahora… nos permitimos el lujo de «exiliar» a nuestros titulados universitarios, con tal de no tenerlos en casa con una mano sobre la otra y/o siendo carne de cola del INEM.

La señora Merkel, tan buena con nosotros, nos ofrece alojamiento y comida, trabajo para los más preparados, y así luego nos seguirá vendiendo la marca de «MADE IN GERMANY», con sus patentes y todo, para que aquí podamos comprar a precio de oro lo que nuestros ingenieros, investigadores, técnicos, y creativos hayan podido desarrollar gracias a la bondad del motor económico de Europa. Y por aquí todos tan contentos.

Sinceramente me da mucha pena esta mentalidad de emigrantes que tenemos, esa resignación a tener que abandonar nuestra casa para seguir siendo carne de cañón, mano de obra barata, o cerebros en busca de donde invertir su materia gris. Somos grises, genéticamente sumisos, porque de lo contrario tendrían que haber saltado chispas con una propuesta tan generosa, como a la larga perniciosa para nuestro verdadero desarrollo. Esto es pan para hoy…

Me ofende profundamente que nuestros muchachos tengan que emigrar igual que hizo mi padre en los años cincuenta del siglo pasado. El era tan solo un mecánico cualificado, un trabajador especializado, que trabajó en Brasil para la MERKEL (no Angela, sino una fábrica de balanzas alemanas). ¡Qué pena! queridos amigos, después de 60 años seguimos siendo dependientes de los demás países y del poderío económico alemán.

En fin, habrá que darle las gracias por haber pensado en los pobrecitos españoles, tan pobres de espíritu, tan abandonados de ambición propia y tan buenos trabajadores allá donde van. Al fin y al cabo los de la tele nos han ido mostrando lo bien que se vive fuera de España, y eso va a misa… quiero decir  a Alemania.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

4 respuestas a “Españoles, ¡dispersaos!.”

  1. Iceman86, no digo que no nos vayamos (yo me iría ahora mismo), pero se trata de que fuera algo «voluntario» no necesario, y que aquí hubiera un verdadero caldo de cultivo de gente formada que tirara del resto hacia adelante. Somos gente creativa, esforzada y generosa. Pero para desarrollar esas capacidades hay que sentar las bases para que nadie «huya» a la fuerza. Luego es muy difícil volver… ;(

  2. ¿cómo no nos vamos a ir?

    Si por ejemplo un ingeniero informático en este país es tratado absolutamente como una auténtica mierda. Cobran 900euros y se pasan más de 8 horas laborales en un cubículo y después encima los proyectos son firmados, no por ellos, sino por Ingenieros industriales, químicos, biólogos…

    Es normal que se vaya la gente.

    te dejo un artículo de La Nueva Española muy interesante sobre la economía alemana, la mentalidad de los empresarios y como afectaron negativamente los recortes sociales de Gerard Schroeder a principios del siglo xxi afectando a la educación entre otras cosas. Es de un profesor de sociología de origen aleman de la Universidad de oviedo

    http://www.lne.es/economia/2011/01/23/m … 23600.html

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