Ayer, pasada la medianoche comprobé lo que significa estar en Navidad. Fuí a recoger a mi niña bonita que, como el turrón, vuelve a casa y estará con nosotros algunos días.
De camino a la «desangelada» estación de autobuses de Zaragoza, el coche empezó a avisar de que algo iba mal. Una resistencia parpadeando en el panel de indicación me intentaba comunicar algo que yo ignoraba. Sin las gafas de presbicia no pude ver apenas más que el anagrama de la marca y desistí de pasar hojas del manual de instrucciones, en el que lo que ponía era un continuo borrón en negro…
La espera fué breve y pude abrazar y besar a Laura tan contentos los dos al cabo de unos minutos. El arranque fué un poquito «raro», pero arrancó, y se pusieron en marcha parte de los caballos del motor, los otros debían estar en el pesebre, porque apenas unos cuantos parecían arrastrar la mole de chatarra que constituye lo que llamamos coche. La resistencia de marras vuelta a guiñar su icono, y simultáneamente el «chivato» de reserva de combustible, que pasó de decir que le quedaban 170 Km., a cero de remanente. En apenas doscientos metros consumí aparentemente el gas-oil que le quedaba.
El reloj de la estación del AVE indicaba las 00:20 cuando el coche dejó de avanzar por sus propios medios. Un empujoncito humano, con el viento en cara, me permitió arrimarlo a la acera y ocupar una parte de una parada BUS.
Tenía mis dudas de lo que ocurría pero, ante la posibilidad de haberme quedado «tieso» de combustible, llamé a mi santa esposa para que nos «rescatara» y acudiera con una garrafita del preciado líquido. Mientras tanto mi tozudez y en parte por «matar el rato», volví a caer en el vicio de leer, pero quiá, veo menos de cerca que el toro de Osborne.
Le dí de beber al sediento depósito, arreé a los mulos y dijeron que «nasti de plasti», o que «tararí que te ví», o sea que no arrancó y ahí me dejaron tirado. El lado bueno del móvil es que puedes solucionar este tipo de inconvenientes con una llamadita a las asistencias del seguro, que en menos de veinte minutos hicieron llegar una grúa para llevarse el «paquete».
Una maniobra empujando, inclinar la plataforma del camión, fijar el cabestrante y «arreando» con el coche a donde quiera que se lo llevaran. El reloj de la estación marcaba las 01:40 cuando monté en el TAXI que me trajo a casa…
No sé si os habeis dado cuenta de que en ningún momento he hablado mal más que del coche, que no tiene sentimientos, porque todo lo demás fué maravilloso. Vino mi hija y nos abrazamos, vino mi mujer y nos trajo lo que pensábamos que solucionaría el problema, me atendió una voz amable al teléfono y me mandó a un señor con su grúa que me sacó de allí en nada, el taxista me trajo a casa y se llevó una carrerita que le ayudará a lidiar con la crisis, y el martes el mecánico del taller tendrá un poco de trabajo con el que llegar a fin de mes. Y yo siento que esa cadena humana que se creó con una avería inesperada es lo que de verdad importa. Así funciona la sociedad, cada uno depende de los demás en todo, y todos nos beneficiamos de todos aún en los momentos aparentemente menos propicios.
Alguno pensará que esto es el espíritu de la Navidad, que merece la pena pararse a pensar que estamos arropados en todo momento, y ciertamente que es así. Pero así es también el resto de los días del año. Por eso mismo os deseo que mantengais este espíritu todo el tiempo durante el 2012. Y hoy es Nochebuena y mañana Navidad, vuelve a casa ¡VUELVE!
Vito los espíritus mágicos encuentran siempre medio de locomoción apropiado para llevar ilusión. Que le zurzan al trineo…
http://youtu.be/50vE47DGEy4
Pedro, también podía haber contado la parte oscura, en la que maldije al coche, la hora y el cierzo. En la que pensé que la avería me ha levantado directamente la pasta que tanto cuesta ganarse. Y que para tanta historia más valdría que la niña hubiera cogido directamente un taxi.
Pero me gusta mucho más la versión navideña… 😉
Think possitive! Feliz Navidad.
Querido Emilio, jubi, será que el coche se está cansando de mí… ultimamente le hago trabajar demasiado entre ir y venir a Madrid. ¡Feliz Navidad!, querido.
Te has quedado sin trineo, Feliz Navidad!!!
Siemprrre popshitivo, nunca negativo
Hoy es Nochebuena y mañana Navidad, saca el coche María que lo necesito pa´ currar.
¡Huy qué fallo! Bueno, como utilizas mas la moto que el coche, en este caso se ha enfadado y ha querido que lo recuerdes en todo momento.