(foto «robada» a Unjubilado )
Poco a poco hemos ido viendo la evolución de la nube de ceniza, sufriendo las consecuencias y deseando que algún experto de verdad justifique lo que ocurre en una turbina de un avión, o si la salud puede verse seriamente dañada por inhalación del humo o las cenizas.
Hay opiniones para todos los gustos, pero todos las basan en las declaraciones de los expertos, y algunos hasta facilitan la identidad de sus fuentes…
Los ciudadanos que viven en las faldas de un volcán lo temen tanto como lo quieren. Al menos conviven con ellos de manera natural, como estos habitantes de Nicolosi en Sicilia, junto al Etna, cuyo Parque Natural es el mayor atractivo turístico de la zona.
En España también tenemos nuestros volcanes, nuestros maravillosos parques naturales, de los que no debemos olvidarnos y que deberíamos visitar. Empezando por el del Teide en Tenerife, el de Timanfaya en Lanzarote (o la cueva de los verdes, de la que ya os hablé al tratar de sismología), el de la Caldera de Taburiente en La Palma y en general todas las Canarias que son de origen volcánico.
Pero el atractivo de estos parques supone para los científicos algo más que hacer turismo. Para ellos es un laboratorio natural en el que intentan averiguar cómo se produce una erupción y sobre todo poder predecirla con el tiempo suficiente como para poder evitar tragedias como las de Pompeya y Herculano, que quedaron sepultadas bajo la lava del Vesubio allá por el año 79 D.C.
Pero la vulcanología no es ni mucho menos una tarea fácil para estos científicos que están, a pié del volcán, intentando extraer información de las entrañas de la tierra. Apenas conocemos algo de su labor, que en España está en manos del Instituto Geográfico Nacional (Dependiente del Ministerio de Fomento).
Todavía no he visto un programa en televisión que les haya entrevistado a cualquiera de ellos; en los periódicos andan hablando con pilotos, políticos, y meteorólogos. Pero nos falta la opinión de los auténticos expertos en volcanes, los vulcanólogos, al fin y al cabo creo que son los que más saben de lo que contiene una nube de cenizas, la composición de una bomba volcánica, de lo que es una colada piroclástica, etc. y tantas y tantas cosas que nos podrían contar y que algunos estaríamos encantados de oir y de aprender de ellos.