(secadero de tabaco, autor: Montse Marsé)
…Pero ¡sólo para Hacienda!.
Para el resto de los mortales, ya sea por culpa del tabaco o por otras razones, al final «cascamos» igualmente. Eso sí los fumadores mucho más pobres que si no fumaran.
Ya sabeis que dejé de fumar, que recaí, que volví a dejarlo, etc. en una lucha contra la adicción más que dura y llena de fracasos temporales y de nuevos éxitos en su consecución.
Pero voy a «romper una lanza» en favor de los que por cualquier razón siguen fumando. Basta ya de que se les putee de esta forma tan sibilina para que se les considere unos apestados sociales por haber sucumbido a tan dañino «vicio». Entrar y salir de un espacio «sin humo» es como atravesar un muro de desalmados empedernidos, sin fuerza de voluntad y que no hacen más que lesionar los derechos ajenos a respirar aire puro. Tan puro como el que gracias al convenio de Tokyo nos quieren hacer creer. Apenas el aire que respiramos contiene ningún elemento nocivo para nuestra salud, siempre y cuando respiremos lo justo para no saturar los pulmones de metales pesados, restos de combustibles de todo tipo, pólenes diversos, polvo en suspensión, ácaros, monóxido de carbono, el maldito CO2 que destruye nuestro querido ozono, etc.
La culpa de nuestra precaria salud neumológica sólo la tienen los fumadores que nos convierten a todos en «pasivos», queramos o no.
Sin embargo el Gobierno no hace más que velar por nuestra salud y para ello ha decidido que la mejor manera para erradicar tan nefasto comportamiento es subiendo los impuestos del tabaco. Así que pagando un 55,95 % de incremento fiscal conseguiremos apartar del peligro a, por lo menos… dos o tres fumadores.
Pero claro, el ahorro en sanidad será muy considerable, ya que un cancer de pulmón terminal producido por el tabaco, alarga la agonía del enfermo durante un montón de horrorosos meses, mientras que morir de una neumonía por estar fumando en la calle a algunos grados bajo cero, es visto y no visto, tal vez con tres o cuatro días de antibióticos NO sea suficiente para salvarles la vida, así que la ventaja es enorme.
Pero claro, los propietarios de un quiosco también tienen que sobrevivir con algo más que vender revistas del corazón y algún que otro periódico de pago. Así que les vuelven a permitir vender tabaco en sus negocios. Me parece bien para ellos. Pero claro, también se incrementan los puntos de venta de algo tan perjudicial para la salud y para la Sanidad Pública. Por no decir que cada muerto por culpa del tabaco dejará de cotizar algún que otro año extra por encima de los 65, o si llegamos a verlo (que creo que sí) hasta los 70.
Claro que como ya no se podrá fumar en ningún bar ni restaurante, ni local público, o si cabe ni siquiera en un parque, habrá que intentar disuadir de fumar a todos de alguna manera más eficaz. Yo recomendaría un exterminio selectivo de fumadores de manera sistemática y bien organizada. Por ejemplo empezar con los fumadores de Farias, que suele ser gente ya un poco antigua y muy viciada no sólo al pseudopuro, sino que además tienen la fea costumbre de tomarse una copita de coñá barato, mientras juegan al dominó (una seña más de identidad nacional) o al mus o al guiñote. Así que no sólo son fumadores, sino que además podríamos considerarlos alcohólicos y ludópatas, evidentemente síntomas de una sociedad decadente.
Seguiría con los fumadores de puros habanos, esos que atufan a todos en cualquier campo de fútbol o plaza de toros, en aquellos lugares que no se han declarado antitaurinos, así que estos representan por un lado la adicción a la nicotina y encima son salvaguarda de una afición bestia e inhumana hacia unos pobres astados que son también símbolo de una España antigua y bárbara que no tiene ninguna razón de ser en estos tiempos de cambio hacia un Estado libre de anclajes con el pasado racial.
Y finalizaría con los fumadores de tabaco negro, más barato y menos lucrativo para las arcas estatales, tan necesitadas de dinero.
De no poder afrontar todvía el déficit público al que nos enfrentamos y la posible quiebra de todo el sistema de prestaciones sociales por el que tanto hemos sacrificado de nuestras nóminas (cuando las teníamos), habría que acabar definitivamente con los fumadores de tabaco rubio que no sean elaborados en España y sin licencias extranjeras. Así que creo haber cubierto casi todo el espectro de gente que fuma. He obviado lógicamente a los fumadores de pipa, ya que son prácticamente testimoniales en nuestro país, y además son el soporte de una artesanía de tallas en maderas nobles que son un lujo para coleccionistas incrementando el valor de una pipa por la calidad tanto de la madera como de la fligrana, como por el renombre propio de algunos de sus adictos.
Los porros, hierbas como la marihuna el kiffi, la cocaína, el crack, etc. han de ser considerados a parte, ya que estos no son en absoluto fumadores como tales, sino que se «benefician» de las bondades relajantes de plantas naturales, y además sosiegan los ánimos de sus sonsumidores evitando males mayores a la sociedad. Total un poquito de resina de hachís contribuye además al libre mercado de importación de materias primas de países cuya forma de vida depende del cultivo de este tipo de agricultura, léase Colombia, Afganistán y algún que otro país asolado por la pobreza. Hay que aliar las civilizaciones como sea.
Así que ¡FUMADORES AL PAREDÓN!, os van a disparar balas de nicotina para que veais lo mala que es para el cuerpo. Por cierto que me han dicho que Rajoy fuma puros así que, ahora que las encuestas parece que le favorecen, yo lo incluiría como fumador de Farias, seguro que alguna que otra se ha metido antes o después, así que de paso quitamos de enmedio a quien es tan poco amigo de innovaciones y beneficios sociales, por lo que podría convertirse en un lastre para la evolución de un país que quiere ser abanderado de la nueva revolución social a través de la guerra al tabaco (por supuesto que «de boquilla» -y no de cigarrillo- ya que hacen todo lo posible por vender mucho más).
Estoy por salir a comprarme unas cajetillas de todas las labores para que no tengan duda de qué lado me sitúo, aunque no me las fume… de momento. Soy asín (sic) de rebelde y de clásico.
Abi e, entonces tendrás la suerte de no morir obligatoriamente ni por fumar ni por una neumonía. Y encima ahorras una pasta. Claro que cotizarás muchos más años, y no sé si compensa el esfuerzo. Es broma, felicidades por haberlo dejado. 😉
Ya hace tanto que dejé de fumar, que a veces pienso que no he fumado nunca.
Un abrazo
el lio de Abi