Gatos asilvestrados

(ver autor)

En ciertas zonas de la ciudad, como por ejemplo en Montecanal, hay una auténtica «plaga» de gatos asilvestrados, cuyo desarrollo tan prolífico hace que se conviertan en un peligro para la salud pública.

Soy un defensor a ultranza de la protección animal y el amor hacia cualquier forma de vida sin inmiscuirnos en su habitat. Pero el amor a los animales hace que muchas veces, con toda la buena intención con la que los tratamos, se vuelva en nuestra contra. Y me explico.

El proceso de reproducción de determinades especies animales está pensado para que la supervivencia de la especie se haga a costa de un número casi ilimitado y con un crecimiento exponencial de individuos cuando las condiciones nutricias son favorables y desaparecen sus predadores naturales. Ese es el caso de los gatos en las ciudades o el de las palomas del Pilar. Por poner dos ejemplos muy comunes.

Una vez que una camada de gatos ha logrado instalarse en un territorio en el que cada macho marca su lugar a base de orina, el proceso de forma ininterrumpida provoca una «invasión» inicialmente pacífica de estos encantadores felinos. Pero poco a poco las almas bondadosas que ven cómo los pobres gatitos hurgan en la basura para conseguir comida, esparciendo los restos de desperdicios por todos los lados, deciden hacer algo por ellos y se dedican a darles de comer para evitar que mueran. ¡Bendito error!. Entonces han conseguido afincarlos definitivamente en la zona donde tienen comida segura. No tienen necesidad de emigrar a otras zonas donde procurarse alimento y sólo les queda reproducirse a su antojo, tantas veces como la madre Naturaleza les permite.

No es difícil imaginar lo que ocurre posteriormente. Lo que inicialmente era alimentar a cuatro o cinco gatitos desvalidos, en menos de un año se convierte en una veintena más o menos, para en el año siguiente haber pasado del centenar y así sucesivamente. Por lo que en apenas dos años por muy buena voluntad que se tenga no hay ser humano que pueda acarrear tanto alimento como sería necesario para cubrir tanta necesidad. Es en ese momento cuando hemos conseguido crear un auténtico problema de salud, ya que los felinos campan a sus anchas buscando comida y abriendo todas las bolsas de basura que encuentran, acuden otro tipo de animales menos bonitos y graciosos, hormigas, insectos, moscas, avispas, tábanos, aves de todo tipo, etc. así que estamos invitando a todas las criaturas a un auténtico festín a nuestra costa.

Decía que los gatos machos marcan su territorio a base de orina, con lo que el hedor en sus «dominios» llega a ser muy desagradable. Las caquitas de gato tampoco son un regalo para el olfato y el beneficio que reportan a la comunidad de vecinos es nulo. Si además les gusta tu hamaca de jardín con su cómodo cojín a rayas, o has dejado una toalla de buen rizo para airear encima de una silla les estamos preparando además la cama. En definitiva que no hay manera de que nos abandonen.

Así que gracias a las almas caritativas que les siguen dando de comer a estas manadas de gatos estamos a puntito de no poder salir tranquilamente a tomar el fresco a nuestro pequeño jardín. Luego dirán que soy un pijo y que encima odio a los animales. Pero no es verdad. Sencillamente que el que quiera tener animales domésticos que los adopte y que los cuide, los alimente, los vacune, los desparasite, y se responsabilice de ellos en su propia casa. Los demás bastante tenemos ya con no pisar las cacas de perro por los paseos de la ciudad. Los animales no tienen la culpa. Bueno sí una especie animal considerada como «superior», de la clase «hominido» y que debería de ser realmente «racional».

Cada uno según su condición, el hombre honrado, y el gato ladrón. Si quereis ver más refranes con gatos podeis pinchar aquí.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

Una respuesta a “Gatos asilvestrados”

  1. Muy buena toda la explicación sobre las «plagas»
    He comprobado que en el barrio de Montecanal, los gatos andan tan panchos y los vecinos les dán de comer…
    Más peligro tienen las palomas, que para mi son «ratas voladoras»

    Un besico

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