(enlace directo con la imagen)
Desde Gonzalo de Berceo hasta hoy, el castellano ha evolucionado de tal modo que se ha convertido en una lengua «necesaria» y que comparten ya alrededor de 450 millones de personas en el mundo, y sigue creciendo, estando previsto que en el 2050 haya alrededor de 530 millones de hispanohablantes.
Recordemos por un momento aquellos versos en castellano antiguo de Berceo:
» Quiero fer una prosa en román paladino, en cual suele el pueblo fablar con so vezino; ca non so tan letrado por fer otro latino. Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.»
A mí me parecen maravillosos, sobre todo porque desde ahí se consolidó una lengua totalmente diferente del latín (romance) y evolucionó hacia una riqueza expresiva que muy dificilmente alcanzan otras lenguas «bárbaras». Los matices, los giros propios de cada país, que aportan nuevo significado a nuestras palabras, hacen que la fuerza de esta lengua sea incomparable.
Tenemos una poderosísima herramienta de comunicación y, a diferencia de otras culturas, no sabemos venderla adecuadamente. El turismo lingüístico, para aprender Inglés, constituye una fuente de riqueza casi inagotable para el Reino Unido, Irlanda o U.S.A. Ofrecen cursos, alojamiento, certificados in Proficiency, etc. con tal de difundir su lengua a todo el mundo, y han conseguido que sea el idioma que, en la práctica, debe conocer «everybody».
Pero mi pregunta es: ¿y si vendemos mejor el castellano?. Evidentemente esa venta casi la tenemos ya hecha, porque la demanda es mucho mayor de la que nosotros pensamos. Son los propios clientes quienes buscan solución a su necesidad. ¡Démosles pues lo que piden!.
Con un planteamiento aparentemente tan simple acabo de descubrir una inciativa magnífica en este sentido. Spanish Language Meeting Point, un punto de encuentro en el origen mismo del castellano de Berceo, en La Rioja.
Así que el enclave es perfecto, en la misma fuente de la lengua española, e impregnado de historia y cultura, de vides y de gente amable que quiere enseñar a todos a hablar correctamente en castellano. El curso de inmersión que ofrecen es más que atractivo, visitas culturales, convivencia continua con la gente hablando «obligatoriamente» en castellano, y todo dirigido a animar la conversación de una manera distendida y coloquial, efectiva y práctica.
Y siendo que La Rioja es más que un magnífico vino, al menos, bien valdrá un vaso (o dos) de uno bueno… que dicen que suelta la lengua.
Jubi, el tiempo se pasa volando, y más en Lanzarote. Nada corre más prisa que disfrutar… 😉
Tengo algo pendiente, pero ya no podrá ser hasta dentro de dos semanas.