Ya llegó el plan de renovación de Iberia y, como casi siempre en las grandes empresas, lo hacen a base de quitarse de «enmedio» una parte de la plantilla. Los gestores, poco imaginativos ellos, consideran que los gastos fijos en la masa salarial son lo primero en lo que se puede «ahorrar» sin necesidad de grandes auditorías en las que detectar por donde se «malgasta» el dinero que hay en la caja… y ofrecen un ERE voluntario.
Algunos llevábamos tiempo esperando a ver cómo iban a plantear la estrategia de cara a futuro, para volver a ser rentable y dar continuidad a una empresa que se había ido desfasando de la situación presente, y con una más que dudosa pervivencia en un sector tan dinámico y sensible a la economía global como es el de la aviación comercial.
La competencia con otras compañía es muy dura e impredecible en la mayoría de escenarios posibles. Basta con una ligera subida en el precio del carburante para que las cuentas salgan «rosarios». Una mínima variación en el cambio de divisas [€/$] hace que se tambalee la cuenta de resultados de un gigante como fue Iberia o ahora IAG.
En cualquier caso ya han puesto las cartas sobre la mesa y ahora toca «apostar» contra la banca. Algunos empleados aceptarán encantados la marcha definitiva de su trabajo en unas condiciones «ventajosas», bien sea mediante prejubilación o baja incentivada. Otros pensarán que más vale pájaro en mano y a buscar otro trabajo cuando la recesión económica permita crear empleo de nuevo.
En fin que no hay mal que por bien no venga, así que les deseo a todos los amigos de Iberia, que son muchos, lo mejor para todos ellos, los que se vayan y los que permanezcan.