Los medios de información destacan la convocatoria de pilotos por parte de Iberia cuando acabe el verano. En principio es una buena noticia para los jóvenes en busca de un puesto de trabajo, y tener la oportunidad de desarrollar sus capacidades en una profesión tan exigente y de difícil acceso.
Sin embargo queda un poco desdibujado el nuevo perfil que se «pretende» y que tiene demasiadas aristas que habría que pulir.
Muchos de mis amigos y compañeros de profesión prestan o han prestado sus servicios en Iberia y por tanto me siento legitimado para hablar de lo que he ido percibiendo en muchas conversaciones con todos ellos.
Hace muchos años que se perdió el status de «Brahman», apodo por el que se conocía a los comandantes más antiguos, y que por experiencia, antigüedad y buen hacer ganaban unos salarios muy sustanciosos hasta que podían «jubilarse» a los 60 años. Entrecomillo lo de jubilarse porque no era exactamente una jubilación real, sino una baja «forzosa» en vuelo, y que hasta la edad reglamentaria del retiro a los 65 años, la compañía seguía aportando las cotizaciones a la Seguridad Social, y cubriendo la parte proporcional de lo que entendemos por prestación por jubilación.
En esa época era casi impensable que un piloto que llegaba a frisar los 50 (salvo causas médicas) tuviera intención de retirarse cuando podía empezar a disfrutar de una situación laboral magnífica y gratificante. Eran respetados, admirados, y hasta envidiados por otros que no habían desarrollado su carrera en una compañía como era Iberia, en la que al acceder a ese estado las ventajas eran inalcanzables en otras compañías.
Con el tiempo nos incorporamos a la Unión Europea y de un día para otro la edad reglamentaria de jubilación se actualizó y pasó a ser efectivamente de 65 años, como era lógico y natural. Tras ello la pregunta que surgía era si un piloto estaría en plenas facultades psicofísicas para alargar esos cinco años extras su trabajo. Y en general no hay mayores limitaciones que las personales, y si la salud no se empeña en acortar el ciclo.
Iberia lleva muchos años de incertidumbres, de cambios de accionariado, de modificación en el entorno económico, y en general ha sufrido los vaivenes propios de una empresa con una estructura gigantesca y con poca capacidad de reacción en momentos de crisis. Surgió también un nuevo modo de negocio aéreo, el conocido como Low Cost (bajo gasto, no confundir con poco coste para el usuario), y la competencia ha sido muy difícil de gestionar y digerir. Parte de la crisis se palió con reducciones salariales muy importantes en todos los colectivos laborales, eliminación de rutas deficitarias, redimensionamiento de flotas, y congelación de la renovación de aeronaves… muchas medidas de ahorro en las que los trabajadores han tenido que soportar una carga importante.
Y llegamos al último año, en el que la economía global apunta a un nuevo crecimiento, y la aviación comercial está posicionándose para absorber el mayor volumen de negocio posible, con aviones más eficientes energéticamente y con un crecimiento en la demanda que necesita de más medios de producción (aeronaves y tripulaciones) que hay que ir preparando con mucha cautela.
En Julio del año pasado se pactó un ERE que a fecha de hoy está casi completo de manera voluntaria, aunque parece que en el 2016 ya no podrá aplicarse, según sentencia de la Audiencia Nacional. Así que muchos de los pilotos que tenían sus dudas de acogerse a él poco a poco las van disipando y tomando decisiones. (Aquéllo de pájaro en mano…). y hasta con 56 años, en condiciones menos ventajosas, hay alguno que tiene intención de abandonar su profesión amada…
Los copilotos que llevan ya alrededor de 14 años esperando la promoción a comandantes ven en ello una oportunidad de crecimiento lógico y ansiado, y los copilotos de nuevo ingreso una ilusión que se hará realidad en breve. Claro que el contrato que se les ofrece incluye unas tablas salariales más «acordes» con esta coyuntura, y en la que se ha consolidado un sueldo muy por debajo de lo que se consideraba razonable hace muy poco tiempo. Pero es lo que hay, y por ello celebro que Iberia vuelva a crecer, que haya trabajo para nuevas generaciones, y que los «maduritos» vayamos pasando el turno hacia el ímpetu juvenil, nuevas formas de entender la profesión y renovar la ilusión que algunos hemos ido dejando a lo largo de muchos años de esfuerzo y sacrificio. ¡Suerte y a por ello!.
Por si estais pensando contactar con Iberia Empleo… y mandar el C.V.