La cabeza del Tour

Sin ningún género de dudas estar en cabeza en el Tour no es algo fácil, ni al alcance de cualquier ciclista. Ayer hubo etapa casi en llano, entre Sisteron – Bourg-Lès-Valence, y el triunfo de la misma fué para Mark Cavendish, del Columbia y continúa siendo lider del Tour Andy Schleck  (SAX), seguido de los españoles Contador y Sánchez.

Pero la verdadera cabeza de este Tour 2010 será ya cosa histórica gracias a que Mark Renshaw, utilizó su cabeza para liarse a mamporros contra un competidor Julian Dean (Garmin) y luego se echó literalmente encima de Tyler Farrar al que encerró contra las cuerdas… ¡Un bestia!.

Los aficionados a la bicicleta sabeis muy bien lo difícil y peligroso que es circular emparejado con una sola bicicleta dando un paseo. Si en vez de dos te reunes un pelotón hay que tener muy claro que un pequeño giro del manillar puede hacer que caigan unos cuantos ciclistas, y si a eso le sumas una velocidad que – entre profesionales- puede llegar hasta los 75 km/h, el riesgo para todos es enorme pudiendo producir un accidente múltiple con consecuencias graves para estos deportistas.

Lo de este energúmeno fué un acto más propio de Kick boxing que de ciclista, porque golpear a cabezazos, a parte de ser algo totalmente antideportivo, es una temeridad que pone en riesgo a todos los que están corriendo limpiamente, haciendo valer su fuerza y su técnica para intentar llegar en cabeza del pelotón. Pero si además de los golpes, «arrincona» a otro rival entre las vallas el pobre hombre y los que le siguen no tienen escapatoria en caso de caída.

Afortunadamente ha sido expulsado del Tour por la organización, pero si todos los equipos se pusiesen de acuerdo habría que pensar en una denuncia más exigente, la temeridad y la irresponsabilidad de este tipo de actos tiene una componente de delito que va más allá de lo deportivo, porque las consecuencias del accidente que podría haber provocado hubieran sido desastrosas para todos, y si media maldad en el acto eso se llama Imprudencia temeraria y es punible en el derecho porque constituye un delito.