La Caixa pierde un cliente

¡Me voy de La Caixa!. Año nuevo, banco nuevo.
Me voy por muchas razones, pero la fundamental es que después de 22 años de «fidelidad» me siento imbécil cada vez que abro los movimientos en la cuenta de ahorro.
La gota que ha colmado el pequeño vaso, han sido 1,65 €. No es una cantidad muy notable pero es lo que me cobraban ayer por un descubierto de Octubre. Era un recibo de un seguro del automóvil, que se cobra a 1 de mes, y poco importa que al día siguiente ingresaran una nómina o que antes de abrir el expediente pidieran confirmar el pago o hacer un ingreso…
Me he cansado de que me tomen el pelo, así de sencillo. No puedo estar yendo a la oficina a reclamar 1,65 €, o que por ingresar un talón nominal por un importe de 27 € te apliquen un cargo mínimo de 2,50 €. Tampoco valoro que no hubieran cancelado una cuenta corriente en Enero pasado, y al llegar un pago en diciembre me apliquen 39 € de mantenimiento por algo supuestamente inexistente. Consigo que autoricen la retrocesión de 29€, así que saldo a su favor de 10€.
Pequeñísimas cantidades todas ellas, que me han costado un tiempo que prefiero dedicar aunque sea a «perderlo» miserablemente.
Todo el mundo habla de las preferentes, y los que mejor parados salgan recuperarán una ínfima parte de lo que «invirtieron» de manera confiada guiados por una venta del producto muy «sui géneris», que en lenguaje de calle llamamos engaño, estafa, o mala fe.
En mi caso fueron unas cédulas hipotecarias que se vendían como de liquidez inmediata y cuando quise recuperarlas hace justo dos años, ni líquidas ni sólidas (afortunadamente tampoco gaseosas). Han estado mareando la perdiz, me dirigí a la Dirección General de La Caixa y muy amablemente me respondieron con aquello de que si quieres arroz… me sugirieron que el maestro armero se haría cargo, pero previo paso por la denuncia ante el defensor del Pueblo en Cataluña, o bien ante los tribunales ordinarios. Es lo malo de la letra pequeña, que se queda oculta con la palabra grande de quien te vende la burra vieja.
Durante estos dos años me he sentido como un «financiero» que aportaba liquidez a una Caja de Ahorros para transformarse en Banco, pero yo francamente necesitaba ese dinero para seguir pagando la hipoteca, y esas minucias como la luz o el gas.
Hace un mes nos ofrecieron una solución generosísima, convirtiendo esas cédulas en un plazo fijo a cuatro años, con interés creciente. Primer año al 1% sin posibilidad de cancelación. Los demás años se llega a incrementos «ridículos» comparando con lo que ofrecen actualmente otras entidades.
Hoy, en un acto simbólico, he devuelto la VISA de la Caixa, y eso que no me cobraban por mantenerla. Pero he decidido no darles a ganar ni un céntimo de euro más, así que con esa tarjeta ya no cobrarán ni una comisión más a ningún comercio.
Poco a poco irán desapareciendo las domiciliaciones de los recibos (por cierto que ahora otros bancos te descuentan entre un 2 ó 3 % de determinados recibos: gas, electricidad, teléfono. Y te van devolviendo un 1% del importe de lo que pagas con sus tarjetas).
Sé que los pobres no les importamos demasiado a los bancos, que cuatro perras no les hacen ningún roto, pero para ser pobre sobre todo hay que ser HONRADO, y yo mis cuatro perras me las gano honradamente, por eso me JODE más que me las quiten con cuentagotas, que parece que se nota menos.
Ahora me toca el tema con Ibercaja y MOVISTAR, pero creo que esos merecen capítulo aparte.
Para acabar quiero deciros que he salido de la oficina con el orgullo de haber recuperado los 1,65 €, y con la satisfacción que produce saber que en cuanto pase este año, y pueda librar el plazo, definitivamente la Caixa contará con un cliente menos (mejor dicho cuatro).