El amigo Unjubilado, me manda esta curiosidad fotográfica. Gracias, Emilio. Como podeis apreciar cuelga su «bolsito» de los Manerales cortafuegos de motor…
Acerca de Carlos
Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..4 respuestas a “La comandanta”
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La comandante quería ahorrar combustible y por eso ya tiene un maneral actuado.
Saludos
Carlos, te he dejado una petición de ayuda en tu correo…
Gracias Sofi, pero es que no podía quedarme con las ganas de conocer el final. Muy triste, por cierto.
Te mando el final de la leyenda, a veces no funciona el «leer mas».
Leyenda del niño choto (relato)
Ayer me contaron una leyenda que voy a intentar reproducir aquí. Se trata de una de tantas leyendas que corren por el Pirineo y que se han trasmitido de boca en boca.
» En un pueblo, posiblemente de la comarca de la jacetania, vivía una mujer, que en muchas ocasiones, como tantas otras mujeres, bajaba a lavar al río. Ocurrió hace muchos años, cuando la prenda que conocemos ahora con el nombre de braga, no se había inventado; es de sobras conocido que en tiempo de nuestras bisabuelas ninguna mujer las usaba. Pues ocurrió que un día, cuando estaba inclinada en el río para lavar, se le acercó un choto y la poseyó.
A los nueve meses nació un niño monstruoso que tenía mucho pelo y sus brazos y piernas se parecían más a los de aquel choto que a los de cualquier niño, peludos y con pezuñas. Las gentes del lugar obligaron a la mujer a deshacerse del niño, pero ésta en lugar de matarlo, lo escondió en el bosque y cada día iba a darle de comer. El niño creció y como cualquier joven, cuando llegó a los diecisiete años, se enamoró de una jovencita a la que cortejaba siempre de noche, para que no le vieran. Y como era costumbre en la época, cada noche se acercaba a la ventana de la joven y le decía halagos. Pero una de esas noches la joven, picada por la curiosidad, le pidió al joven que le enseñara la mano, y tanto insistió la joven que finalmente accedió. Pero al verla, lanzó tal grito de horror que apareció su padre y de un hachazo le cortó el brazo al monstruo, que salió huyendo y gimiendo de dolor para ocultarse en el bosque, donde se dice que murió desangrado a las pocas horas. Y cuenta la leyenda que llevaron aquel brazo al Obispo de Jaca y lo guardó en la Catedral, donde se supone que sigue todavía».
Este monstruo se llamaba Ceferino o Fecerino, o algo similar, no han sabido decírmelo con certeza, es posible que alguno de vosotros lo sepa y pueda aclarármelo. Los demás datos los he trasmitido tal y como me los contaron, pero no olvidéis que se trata solo de una leyenda.
Publicado por Sofi en 0:52