Sale en el Mundo un artículo «imperdible», absurdo, y más amarillo que un limón. Habla de desigualdad, de machismo y de derecho a la intimidad… aunque centrado en que sus azafatas (TCP’s) lleven la falda 5 cm. por encima de las rodillas. Claro que en su edición valenciana sale la réplica y el desmentido de la propia empresa.
Absurdamente se abre un debate sin mayor trascendencia. Otra cosa bien distinta es preguntar a las mujeres cual es su sentido personal de lo que consideran lesivo para su imagen, si vestir un uniforme atenta contra su dignidad por el hecho de mostrar la rodilla o no, y cómo se les obliga a vestir de una manera que destaque las extremidades inferiores en vez de resaltar sus cualidades profesionales.
Pasan de puntillas sobre la verdadera discriminación sexista que impera en el colectivo de TCP’s de Air Nostrum, apuntan de soslayo que no hay ni un solo hombre en esa plantilla de auxiliares de cabina de pasaje, y eso queda al margen del debate. Eso sí que es un atentado contra la legislación vigente en materia de Igualdad, de derechos fundamentales que la Constitución se empeña en resaltar en materia de discriminación por razón de sexo en su artículo 14 (Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social). Pero eso queda tapado por una falda (corta o larga) o cubierto por unos pantalones en los que se mete una pierna en cada pernera.
Las charlas de determinados personajes (en los cursos iniciales) en cuanto al límite de dignidad personal de estas mujeres, quedaba en algo tan ambiguo como la máxima de que «el cliente siempre tiene la razón», y que cada una entendiera lo que quisiera si algún «aprovechado» traspasaba el límite del comportamiento respetuoso con ellas. (No entro en detalles para no dar ideas a los más obsesos).
Estamos idiotizados cuando hablamos a tontas y a locas de dignidad, de igualdad, de respeto, de normas… y en verdad no sentimos lo que estamos diciendo. Por dignidad hay que hablar del trato digno a un empleado, de no abusar de la iinexperiencia o la necesidad de mantener su puesto de trabajo a cualquier precio (cada vez peor pagado), de flexibilizar las relaciones laborales de tal manera que la persona prevalezca sobre una claúsula de un contrato (eliminando las abusivas) y dejando que el trabajo dignifique a la persona. Si queremos hablar de igualdad aboguemos por la de oportunidades, independientemente de las piernas mejor o peor torneadas, igualdad de formación y de acceso a un puesto que ya hemos dicho que es digno, y que el poder desempeñarlo esté en función de los merecimientos propios.
Hablemos de cosas importantes, y no de banalidades como la longitud de una prenda de vestir, que por otro lado en la calle pierde todavía más centímetros hasta encontrarse justo al lado de la propia cinturilla. Seamos serios.
Que hay que criticar la política laboral de Air Nostrum, pues se critica limpiamente, con argumentos serios y razonados, con la ley en la mano. Que se le quiere denunciar por imcumplir la ley de igualdad, ahí están los Juzgados para el que quiera acudir con la oportuna documentación y un buen abogado que sea capaz de que se curse una demanda. El resto es como los calendarios que edita una empresa de sobras conocida, una auténtica carnaza para entretener las tertulias de bar o de la pelu… ¡Nada!.
Ah, se me olvidaba, las pilotas sí que llevan pantalones, la mayoría incluso mejor puestos que algunos hombres, porque meterse entre las piernas la columa de mandos de vuelo, durante el despegue y aterrizaje, haría que, de otro modo, la falda tuviera que estar recogida a modo de cinturón, y no estamos para distracciones en esos momentos…