Una de las cuestiones que más afectan a los pilotos es la programación de sus vuelos. Nos toca vivir «al día» nuestra propia vida, sin posibilidad de efectuar planes a corto o medio plazo.
Siempre he sentido «envidia» al escuchar a las personas lo que van a hacer determinado puente del año, o durante las vacaciones, o simplemente un determinado día del año en el que tienen «previsto» celebrar un aniversario, o asistir a una boda. En nuestro caso los planes los tenemos que hacer una vez conocida nuestra programación. Bien es cierto que en determinadas condiciones se te ofrece la posibilidd de solicitar un día o días libres concretos, pero muchas veces no se ven cumplidos tus deseos por…» ¡necesidades de programación!». Así que sea el motivo que sea, debes renunciar a los actos sociales a los que desearías asistir.
¿Cómo se programa a los pilotos?. En general muy mal. La cantidad de variables a considerar son tantas que el mejor de los programadores siempre llega a cometer errores que redundan en nuestra vida personal y cómo no en la propia operatividad de la compañía. Ayudados por programas de gestión y optimización de recursos, consiguen «exprimir» al máximo a los mal llamados «recursos humanos», ahí hemos dejado de ser personas para convertirnos en un sistema más del avión que, lamentablemente para las empresas, no viene incorporado de serie.
Se suele intentar acomodar los días libres «obligatorios» de cada uno y asignarle grupos de líneas (rutas) cuyos horarios y tiempos de vuelo y actividad están previamente evaluados. Así se sabe el total que va acumulando a lo largo de los períodos reglamentarios (mensual,trimestral y anualmente) para no exceder los tiempos máximos permitidos. La programación se intenta «cuadrar» con días de «IMAGINARIA» (equivalente a una guardia localizada) para cubrir imprevistos como una baja o cualquier avería que impida a otro compañero efectuar sus vuelos. Las compañías «serias» cuentan además con unos tripulantes «De Incidencias» que sólo tienen programado un mes en estas condiciones y que solamente conocen los días libres de dicho mes, el resto de los días podrían acudir a un vuelo en cualquier momento del día o de la noche. En este caso lo normal es que cubran determinadas bajas médicas o rotaciones completas de otro compañero por las razones que fueran.
Otro de los factores que se deben considerar es la «compatibilidad» entre tripulaciones. No tiene que ver en principio con los caracteres, aunque en determinados casos por enfrentamientos personales o rencillas particulares, es recomendable que determinados «elementos» no formen parte de la misma tripulación. La compatibilidad suele estar centrada en el ámbito de formación. Durante las primeras fases de la misma los pilotos hemos de volar en «instrucción» supervisados por un instructor de vuelo hasta haber completado un ciclo de horas y sectores asignado por la inspección del Estado. Una vez superada la fase de adaptación se suele respetar una compensación de experiencias, haciendo que los pilotos menos experimentados vuelen con compañeros que les van a ayudar en todo momento. Por ejemplo un comandante veterano con un piloto recién «suelto» en la flota. En el caso de que sea el comandante el que asume por primera vez la responsabilidad se le suele programar con copilotos también «bregados» en dicho avión.
No cabe duda de que la labor de un buen programador no sólo «optimiza» los recursos de que dispone tanto de aviones como de personas, sino que influye notablemente en la calidad de vida de los sujetos. Ni qué decir tiene que la programación se puede y se suele utilizar como método «directo» de presión sobre determinadas personas, haciéndoles la vida imposible (mobbing). Pero eso es otro tema para mayor profundidad.
En las fechas previas a la Navidad la programación se convierte en un factor de stréss añadido que dificilmente nos ilusiona cuando llegan estos días. Normalmente todas las compañías reducen el número de vuelos y los horarios de ellos de tal forma que los tripulantes tengamos al menos libre la hora de la cena en Nochebuena. Lo cual no quiere decir que vayamos a poder cenar en familia, sino que tendremos tiempo suficiente para ducharnos antes de cenar cualquier cosa (preparada de antemano y fría) y que el hotel ha tenido a bien facilitarte. Bien es cierto que la tendencia está cambiando pero, durante la Nochebuena en concreto, no suele haber personal de servicio de cocina ni de restaurante, puesto que el personal de hostelería también tiene derecho (un día al año) a cenar con sus seres queridos.
Hay muchos trabajos, casi infinitos, en los que los turnos de servicio poco entienden de festividades importantes. Por poner algunos ejemplos: todos los servicios sanitarios, fuerzas de seguridad, bomberos, camareros, etc.,etc.,etc. Muchísimos trabajadores pasan sus nochesbuenas velando porque todo siga funcionando correctamente mientras el resto del mundo intenta divertirse. Pero el hecho de saber que no eres el único que trabaja durante esos días, no te hace sentirte mejor. Este año podré cenar en familia sin pedir «permiso» a ningún programador. ¡Algo vamos ganando!.