La sequía

 

 

Creo que fué Picasso quien dijo que pretendía que las musas lo encontraran siempre trabajando. Si fué él u otro, lo que sí es cierto que la inspiración a veces surge y a veces no, por lo que mientras tanto se trata de ir ganando en maestría y oficio en lo que consideramos «creación».

Me ha sorprendido ver que llevaba más de un mes sin poner nada nuevo en el blog. A mí me ocurre lo contrario que a los artistas, que precisamente por trabajar intensamente, no doy opción a las musas a visitar mi escritorio. Y de veras que lo siento, porque inspiración no falta, ni la actualidad me deja mudo, sencillamente me tengo que dedicar a pleno rendimiento a «mis labores» docentes, algo inusual en tiempos de crisis.

La sequía afecta a todos por igual, y sin embargo siempre hay un oasis en el que florece la vida de manera espontánea, y que se niega a dejarse devorar por la arena que le rodea. Me canso (me aburro) de oir hablar de crisis, de reformas laborales, de huelgas y de déficit público. También tengo una gran rabia contra los bancos y contra el sistema financiero que nos han «impuesto», haciendo que aquellos que luchan por mantener a flote un pequeño modo de vida, se vean ahogados por una deuda difícil de amortizar.

Ayer mismo tuve dos charlas con dos amigos, pequeñísimos empresarios autónomos, que ven cómo su financiación se lleva todo y más de lo que ingresan, y que ganarse la vida honradamente no es tarea fácil cuando estás «hipotecado» y nadie te echa una mano.

Estas personas no son empresarios que vayan a despedir a ningún empleado, porque ni lo tienen ni se les espera, así que les da lo mismo que les costaría la indemnización ni las bonificaciones por un contrato nuevo. Ellos han tratado de generar su propio trabajo y «NO LES DEJAN», no les dan un respiro y ven peligrar el esfuerzo de toda una vida, al haber invertido sus ahorros, sus ilusiones y su tesón, en un proyecto que depende finalmente de la «política de la Entidad Finaciera de turno».

Dejémonos de quejas, de lamentaciones y de slogans, hagamos que nadie pierda su hogar, su trabajo precario como autónomo, su ilusión y la fe en la solidaridad. Exijamos al Gobierno actual y a los sucesivos que «obliguen» a estos bancos a renegociar sus hipotecas con los afectados, que hagan que el dinero fluya de sus depósitos hacia el ciudadano, que cambien sus inversiones en negocios «oscuros» por la apuesta decidida a la colaboración con quienes están decididos a salir adelante sea como sea.

Muhammad Yunus nos dio la idea de los microcréditos en países extremadamente pobres, y verdaderamente funciona como un motor que una vez arrancado no se para. Echemos un poquito de «combustible» a aquellos que iniciaron la puesta en marcha de su proyecto, y demos tiempo al tiempo para que «levanten cabeza».

 

 

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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