Lo que vimos antes de ir a tomarnos una cerveza a las Playas es lo que nos dió un poco de sed. No por lo mucho andar ni porque los pabellones produzcan sed, sino porque habíamos llevado pipas para hacer el recorrido. Ahora que no fumo me he buscado cosas con las que ocupar las manos y la boca, así que opté por las pipas en lugar de aferrarme a un chupete.
Así que entramos primero en el Pabellón de China. Para mí muy bonito por la estética que ofrece totalmente «futurista», tal vez para otros sea algo ya pasado o visto en el cine en cualquier película de ciencia ficción (a las que no soy nada aficionado), así que a mí me pareció interesante hacer unas cuantas fotos que obviamente ya habeis visto al pinchar en el enlace.
De ahí volvimos a la vieja Europa y nos dimos de bruces con el Pabellón de Bulgaria, que por no tener no tiene casi ni algo que fotografiar, ya que únicamente hay una gran foto mural y todo lo demás es una tiendecita y una barrita de bar. Al menos la sonrisa de la Búlgara es de notable alto.
Para acabar el recorrido al Pabellón de Austria. Ahí si que sorprende lo mínimo en decoración. Vamos que tanto puede ser un pabellón de agua como una tienda de moda diseñada para la Fith Avenue of New York o la pasarela de Milán. Eso sí tienen una burbuja donde dicen que bailan en su interior. Tampoco es una burbuja completa, sino que es un cuarto de esfera (la otra cuarta parte es el reflejo en un espejo, y la otra mitad de la esfera debe estar debajo de la moqueta). Pero al margen de que el agua ni aparece el ambiente es extraordinariamente cálido y acogedor a pesar de lo sencillo de formas y colores. Seguro que al decorador lo contratan en Zara o Bennetton, si es que no es ya parte de su plantilla.
hola…
que tal??
yo hiper bien
ya lo veras en mi blog,clro..espero que estes pasando un muy buen verano..
besos grandes.
CARINA