Lo barato ¡es caro!

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La caída en bolsa de la compañía Vueling no me ha sorprendido en absoluto. Aunque no me refiriese a ella en particular, en otro post ya alertaba de la influencia del precio de combustible en la operación de un avión. El incremento del precio, aunque sea en un porcentaje mínimo durante un período no excesivamente largo, hace que las previsiones de ingresos/gastos modifique  el ratio hasta unos valores críticos cuando se trabaja con unos márgenes de beneficios muy estrechos.

Las compañías de bajo coste operan en un margen tan exiguo como «el filo de una navaja». Han reducido los gastos de personal hasta el límite de lo «inexplicable». Los salarios de sus poquísimos empleados son casi de una «austeridad espartana». Las tasas aeroportuarias son las más bajas que pueden pagar al operar en aeropuertos de 2ª ó 3ª categoría. Su red comercial es simplemente «La Red». Etc.

Pero hay una partida sobre la que nada pueden hacer: «El FUEL». Este moderno jinete del apocalipsis opera dentro de un mercado monopolístico cuyo funcionamiento no está nada claro. A través de él se controla directa e indirectamente la economía de las empresa y de los países dependientes de su compra. Así que hay que calcular hasta el céntimo la repercusión que puede tener una subida de su precio cuando nuestro negocio depende directamente de él.

La competencia en el sector es dura y cada nueva empresa de aviación que se crea lo hace con ideas «brillantes». Pero pocas superan la barrera de los tres años.

En España tuvimos unos años de expansión excelentes (finales de los 80 y principio de los 90). Surgieron un montón de compañías chárter que intentaron hacer negocio, cada una a su «aire» y haciéndose la competencia entre ellas de una manera despiadada. En estas condiciones los Tour-operadores se beneficiaron de unos precios por hora de vuelo más que atractivos. Tan atractivos que se llegó a vender la hora de vuelo por debajo del precio operativo. El resultado no se hizo esperar: muchas compañías tuvieron que cerrar.

Sobrevivieron aquéllas a las que, la competencia tirando los precios, no les suponía más que mayores niveles de endeudamiento avalados por grandes grupos inversores. Superadas las malas rachas se habían desprendido de algunos competidores y se encontraban en una posición de «cuasi-monopolio». Ese es el único secreto, poder aguantar el tirón.

Pero no siempre hay detrás de una compañía tantos recursos financieros como para poder mantener este juego, así que las pérdidas iniciales se van incrementando de manera exponencial, hasta llegar a la quiebra.

Mi experiencia personal en aquélla época fué muy aleccionadora. Con LTE comenzamos a volar a Puerto Plata (República Dominicana) gracias a los magníficos Boeing-757 . Con ellos podíamos cruzar el Atlántico con tan sólo dos motores (Operación ETOPS). Era una operación compleja y muy exigente en cuanto a la preparación del vuelo, aunque muy formativa a nivel profesional. Sin embargo no era oro todo lo que relucía.

Los vuelos habían sido «fletados» por tour-operadores y hosteleros españoles que habían «redescubierto América». Las grandes cadenas hoteleras españolas habían abierto sus hoteles (los de la pulsera «todo-incluído») en aquéllos paraísos caribeños. Las grandes ofertas de vacaciones calaron pronto entre el turismo español y todos los vuelos iban llenos. Todas las chárter españolas que podían intentaban participar del negocio. Pero su ambición y mala previsión convirtió aquéllo en un negocio «ruinoso». Al vender por debajo de coste cuantos más vuelos hacías más dinero perdía la compañía. Y eso que la ocupación era del 100 %.

En la vida en general y en la economía en particular, siempre hay ciclos. Ahora estamos acabando uno de ellos y me temo que lo de Vueling es el primer síntoma de que la aviación de «bajo coste» ha completado el suyo de forma rápida. ¿Cuál será el próximo invento para ganar dinero con un avión?.

  

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

3 respuestas a “Lo barato ¡es caro!”

  1. Pingback: ¡Que no cunda el pánico! | Alas de Plomo

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