Tras la Expo 2008 que se celebró precisamente para conmemorar los dos sitios que sufrió Zaragoza, hasta ahora en Febrero del 2009 apenas han pasado unos meses y seguimos a vueltas con nuestros sentidos Sitios.
La razón ahora ya no es hablar del heroísmo exclusivamente, sino recordar a lo héroes que murieron defendiendo una ciudad a la que amaban, una forma de ser y una lealtad a su Rey por encima de toda lógica. Ahora se conmemora la rendición y Capitulación de la ciudad precisamente el día 20 de Febrero de 1809. (Ver programa de actos en el Periódico de Aragón).
Con esta efeméride a los zaragozanos se nos remueven sentimientos que creíamos olvidados para siempre. Pero la sangre y la tierra, que tanto queremos, nos hace acordarnos de aquellos pobres labriegos, aquellos miembros de la nobleza, los curas, los militares, las mujeres y niños luchando por quedarse en su tierra que por otra parte había sido «propiedad» de diferentes tribus, imperios, taifas… y finalmente de esa mezcla de razas y culturas salió un caracter muy propio que se ha conocido como de gente «tozuda».
Os recomiendo leer estas notas sobre la historia y momentos de los sitios, en particular de la Huerta de Santa Engracia, y que nos ilustra muy bien gracias al portal de la Diputación Provincial de Zaragoza.
Tal vez no falte razón a quienes así lo creen. De hecho lo que parece un defecto constituye una gran virtud en una tierra tan extremadamente dura y exigente para sobrevivir. En mitad de un desierto, cortada y dividida por un gran río que da nombre a toda la península, barrida por el Cierzo y sobre todo abandonada de los intereses políticos del Gobierno Central por ser muy pocos y muy conformistas. Son ya dos milenios de sometimiento y esperanza en un mejor fututro. Pero seguimos aquí peleando por «lo nuestro», aunque sea un montón de ruinas… (o unas joyas artísticas)
Hoy en Zaragoza hay una serie de actos que recrean el desfile de tropas Francesas y Polacas -que también intervinieron en la lucha- batallas y luchas callejeras. Y todo ello en forma lúdica y cultural, sin odios y sin rabias, con el orgullo de haber pertenecido a una estirpe valiente que dió su vida para que Zaragoza siga sin Rendirse.
Eso conmemoramos, eso celebramos y así somos los zaragozanos con nuestros enemigos antiguos. Tenemos memoria histórica (sin reglamentar), tenemos historia, tenemos caracter y somos hospitalarios con nuestros pacíficos invasores. Y tenemos sobre todo un gran futuro, porque sólo hace falta esperar a que llegue, aunque a veces haya que defender un pequeño reducto para que se reconozca el caracter tan particular que tenemos, pacientes y fieles hasta la propia muerte si fuera preciso. Pero siempre leales a las causas nobles.
Bienvenidos pues a todos los franceses y polacos que ahora nos invaden con cariño y que lejos de hacernos la guerra participan con nosotros en memoria de nuestros propios héroes. Gracias a todos por estar aquí.