Acaban de llegar los Reyes Magos dejando tras de sí un montón de ilusiones satisfechas, de regalos que nos llenan de alegría y cariño y tenemos que agradecerles el esfuerzo que realizan año tras año para que su magia haga posible el milagro de que los niños – y los no tan niños- abramos con alegría unos paquetes primorosamente envueltos.
Me cansan aquellos que piden a sus majestades de Oriente cosas abstractas, que aplican una serie de frases hechas tratando de demostrar que son social-responsables, bondadosos y preocupados de la salud ajena, de la avanzadilla progre-laboral y dicen conformarse con que «haiga» salud y trabajo «pa tós». Pues señores míos, los RR.MM. no tienen tanta magia como para eso.
Bastante hacen ya (con la edad que tienen) de pegarse el palizón para encontrar esos regalos que les hemos pedido, y dejarlos en cada una de nuestras casas sin ser vistos ni oídos, y traernos algo de lo que con tanta ilusión habíamos pedido.
Algunos pedían trabajo, y ahora que parece que empieza a haberlo, no hacen más que sacarle defectos. Otros pedían Paz y ahora se lían a mamporros (menos mal que verbales de momento) a ver quien ocupa qué cargo en las próximas elecciones. Casi todos reclaman Justicia, pero aplicada a los de enfrente o al lado, escurriendo culpas propias y negando la mayor.
A todos esos que pedían «vaguedades» (y no me refiero a vagancias), a bienes inmateriales, a igualdades discriminatorias, y a toda esa sarta de slogans prefabricados para consumo masivo, les ruego que dejen a los Reyes Magos tranquilos, que ya tienen bastante con lo que tienen, y que se pongan ahora mismo a funcionar por sí mismos, contribuyendo a crear ese trabajo que demandan varios millones de personas, a consolar a los que han perdido la salud, y a asumir que siendo honestos y denunciando a los que incumplen la ley, por muy afines que sean políticamente, hacer que la Justicia efectúe su labor sin tratar de confundirla con «manos en el fuego», por unos, y astillas a la brasa ajena…
Los Reyes Magos hacen otro tipo de magia, y yo sigo creyendo en ellos.
pues eso jubi… Es más fácil quejarse que arrimar el hombro.
Ya nos parecemos a los agricultores, si llueve que no pueden entrar a trabajar al campo, si escampa, que no germinan las simientes, si tienen mucha cosecha y no la pueden recoger, la culpa del gobierno, por no dejar que entren inmigrantes, si…
Pero que magicos son los Reyes Majos.