Mandala o mándala

(autor: Bolantak en Flickr)

Aunque parezca mentira mándala no es un imperativo, sino una palabra de origen sánscrito que se utiliza en el budismo y el hinduismo, y que es una representación esquemática y compleja del cosmos.

La sociedad siempre busca la manera de renovarse, y de encontrar el equilibrio de cualquier manera a su alcance. Aparecen nuevas terapias, más o menos creibles, más o menos eficaces. Y todo ello es parte de esa búsqueda personal que acaba convirtiéndose en moda. Al final lo más nuevo es una regresión a culturas milenarias.

Sacan supuestas pulseras mágicas que devuelven el equilibrio perdido (menudo negocio), se comercializan las bolas chinas en las farmacias para fortalecer los músculos pélvicos, se juega con la credulidad de unos para aplicar métodos absurdos de sanación, que en el mejor de los casos sólo tienen un efecto placebo. En el peor caso tienen secuelas catastróficas.

Ahora entre los jóvenes «lo que mola» es pintar mandalas. Dicen que relaja, lo cual no es de extrañar, ya que exige concentración y creatividad. El resultado es personal, partiendo de una misma plantilla, ya que las combinaciones de color son infinitas, así que el que se quiera iniciar en esta nueva forma de relajación dispone de un montón de sitios donde descargarlas, como éste mismo.

Para los más clásicos recomendaría tradiciones más nuestras e igualmente eficaces como manera de concentración. Nuestras abuelas se relajaban haciendo calceta, labores de ganchillo, punto de cruz, encaje de bolillos, cardado de lana, etc. mientras charlaban con las vecinas sentadas en una sillita baja de anea. Igual volver a nuestras tradiciones sería una forma más natural de recuperar ese equilibrio, en compañía de otras personas que aportan además cariño.