Manifestación de víctimas del terrorismo

La AVT ha convocado hoy una nueva manifestación en las calles de Madrid. Los lemas de las pancartas van a ser: «Un futuro en libertad» y «Juntos derrotemos a …» (Ya sabeis que no quiero ni nombrarlos).

Yo también tengo problemas de agenda y no voy a poder asistir para acompañarles, por lo que he mandado a unos cuantos representantes míos para que lo hagan. (Todos los políticos que estén lo hacen en mi nombre y en el de todos).

Siempre he sido tan romántico y sensible que me he puesto del lado de los débiles. Ahora tengo que estar del lado de las víctimas, sean cuales sean los que han atentado contra sus vidas. Veo con estupor la politización de un tema que debería haber quedado claro hace muchísimos años. Contra el terrorismo sólo cabe solidaridad con los afectados. Intentan hacernos creer que las víctimas son un grupo de «resentidos» que «atentan» contra el entendimiento político entre el Gobierno y los «pistoleros-bomberos-asesinos».

He estado muy cerca de algunos atentados con muertos. He sentido el olor del miedo en mis hijos pequeños. Y siempre he sentido un tremendo dolor cuando personas inocentes han dejado su vida sin otra razón que «estar allí». La mayoría no hacían política.

En tiempos previos al 20N de 1975 muchos militares, guardias civiles, políticos, policías y ciudadanos murieron en circunstancias dolorosísimas por culpa de quienes querían derrocar un régimen sin más argumentos que el de las armas. Ni siquiera entonces entendí las razones que les llevaban a matar con un objetivo ¿político?. Una vez que se consiguió establecer un sistema democrático, como los asesinos propugnaban, todos pensábamos que se habría acabado el terrorismo. ¡Qué error tan grande!. No sólo no acabó sino que entonces se cebó con nuestros representantes políticos, elegidos en las urnas, y con los ciudadanos más indefensos, demostrando que la lucha contra la dictadura había sido la excusa con la que hacerse un nombre y ser respetados por la capacidad que tienen de llevar la muerte hasta el último rincón de nuestras vidas.

Ahora se ha politizado la muerte como una moneda de «cambio». Y sin embargo nada ha cambiado en este sentido. Unos mueren para que otros «medren».

Siempre me ha llamado la atención la «ausencia» de «vengadores» entre los familiares de las víctimas de asesinato terrorista. Cuando me he puesto en la piel de ellos siempre he sentido el mismo afán de venganza que suponía que ellos habrían sentido en determinados momentos. Y me preguntaba: ¿Qué haría yo si me destrozan la vida matando a cualquiera de mis seres queridos?. ¿Me «echaría al monte» y acabaría con unos cuantos de los que me habían arruinado la vida? o ¿Esperaría que la justicia acabase con esta lacra, encarcelando a sus responsables?.

Imagino que ellos se decidieron por la última opción confiando «ciegamente» en la justicia del Estado de Derecho y no convertirse en asesinos despiadados y sin escrúpulos como sus propios «verdugos».

En ello continúan, «exigiendo» que se cumpla la ley por encima de cualquier otra consideración. Reclamando que sus muertos no lo hayan sido de forma gratuita, sino que, al menos, su muerte evite otras muertes de inocentes (todos somos inocentes para morir en un atentado). En esto no hay (no debería haber) izquierdas ni derechas, ni centro ni extremos. Aquí sólo hay personas que sufren por culpa de unos «descerebrados» que no reparan en causar tanto dolor, sin discriminación de edad, sexo ni condición. Aquí  lo único que queda es el recuerdo de «NUESTRAS VICTIMAS», porque cualquiera de nosotros podría estar viviendo esta angustia y ¿quién sabe lo que haríamos?.

¡HOY ESTARE CON TODAS LAS VICTIMAS DEL TERRORISMO!.