¿Algún piloto ha oído alguna vez que un compañero tenía miedo a volar?. Imagino que todos puesto que es una crítica tan común como absurda.
Entre las múltiples cualidades que nos adornan, no se suele incluir la de la modestia (hablo en general que luego algunos se dan por aludidos sin merecerlo). Pero en determinadas circunstancias nos hemos ido acostumbrando a sortear problemas, emergencias, presiones, etc. y acabamos teniendo que decidir, en última instancia, en total soledad y asumiendo que, de lo que hagamos depende el éxito, o el fracaso absoluto si nos equivocamos. Pero casi siempre acertamos y ello nos lleva a considerar que somos «la leche».
En algún correo me llegó una pregunta que le hacía una hija a un padre en el coche:
– Papá, ¿por qué siempre conduces tan despacio?.
– Pues… hija, ¡porque tú estás dentro del coche!.
Creo que antes de acusar ? a alguien de tener miedo porque está asumiendo una gran responsabilidad en cuanto a la seguridad de sus pasajeros, habría que tener un poco más de humildad y pensar que con casi total seguridad no es producto de ningún miedo, sino de otras virtudes que pueden ayudar a hacer de la profesión algo más humano y menos «estereotipada» de lo que ya está. Por ejemplo, Prudencia, humildad, sensatez, independencia de criterio, honradez, serenidad, comprensión, ecuanimidad, apoyo, camaradería, esfuerzo, superación, etc…
Dejemos de ser aquellos otros del chiste:
– ¿Cómo puedes saber si en una multitud de personas hay un piloto?
– No te preocupes, ¡él mismo te lo dirá!