El Miércoles Santo en Zaragoza es especial en cuanto al número de procesiones y Vía Crucis que se pueden visitar.
Este año he descubierto, gracias a mi «guía» procesional (mi mujer), una cofradía muy especial, la de Nuestro Señor Jesús de La Humildad entregado por el Sanedrín y de María Santísima del Dulce Nombre.
De muy reciente creación, con un fervor en sus vecinos muy sentido, emociona la forma en que sacan el paso de la Iglesia conventual de las RR.MM. Agustinas de Santa Mónica, en la Calle Doctor Palomar 53, del barrio de “La Magdalena”.
Como siempre, para los que no pueden visitarnos, e incluso para los que sí lo hacen y desconocían la existencia de ella, os dejo un pequeño album donde hacerse una ligera idea de cómo es esta procesión en un barrio donde la «Alianza de civilizaciones» es un hecho real.
Después de este «descubrimiento», un bocadillo en el mejor sitio de kebab de Zaragoza «House of Medusa» que regenta nuestro amigo turco, Ahmet Saglik, nos da fuerzas para acudir hacia «El encuentro» visitando a «La Dolorosa».
Una de las más tradicionales y sobrias de las que podemos disfrutar durante nuestra particular «procesión». Y de la que también os ofrezco una mínima muestra… (se me llenan las tarjetas de memoria).
Hoy hay mucho más que ver, oir y sentir.Así que mañana os volveré a mostrar lo que hayamos podido captar.
En cuanto cargue los vídeos que hago, podreis verlos en mi canal de Youtube.
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Carina, me alegro de introducirte en nuestra tradición procesional. Pero siempre es mejor un redoble al lado de la acera que ver mis fotos. Y menos aún cuando lo mío es dejar constancia visual de algo que trasciende la vista. Es muy curioso observar cómo la gente vive su «devoción» a su cofradía. No hace falta ser creyente para sentirse embargado de un sentimiento «místico» que te hace recordar a tus seres queridos, ni siquiera hace falta ser católico para maravillarse de la calidad de algunas figuras talladas o la estética de un «paso». No hay que ser ni aficionado a la música para que al vibrar las pieles de los timbales tu propia piel se erice al ritmo de los redobles. Hay que sentirlo en armonía con el resto del mundo y dejarse llevar hacia donde la mente quiera. Lo demás es un magnífico espectáculo que cada año atrae a más visitantes a la ciudad. Lo que por sí mismo ya constituye un auténtico «milagro».
una costumbre las procesiones que arraiga un sentimiento muy fuerte,algo mistico..
las recorro en tus fotos..gracias. Lastima que hoy llueve ,espero pare para que puedan disfrutar hoy tambien….
besos my grandes..