A raiz de este artículo de 86400 se me ha ocurrido abundar algo más en los mecanismos de valoración del conocimiento ajeno «know-how» que dicen los gestores empresariales.
En informática, probablemente por su juventud respecto a otras actividades, es donde puede que se dé más frecuentemente el fenómeno y te encuentres con expresiones del tipo: ¿Y así de facil era?. o ¡Pues ya me imaginaba yo que era una tontería!. Paciencia hermanos por ahí han pasado todos los gremios y todas las ciencias, y no digamos las artes.
Me gustaría abrir un cierto foro donde cada uno de vosotros contarais vuestras experiencias en este sentido, añadiendo vuestros comentarios, para que vea nuestro amigo que no está solo en esto de ser infravalorado.
Yo pienso que hay un trasfondo de frustración personal en la actitud de devaluar las aptitudes ajenas. Cuanto más se ignora de un tema más dificil se les hace aceptar su incapacidad, así que reaccionan «infantilmente» con el argumento de que eso tambien lo pueden hacer ellos. Seguramente es así, porque estoy convencido de que la mayoría de nosotros seríamos capaces de hacer de casi todo con la debida formación, con tiempo suficiente y con una cierta aptitud personal. Sin embargo pocos , casi ninguno, llegaríamos a dominar diversas materias y conocimientos a la vez como Leonardo Da Vinci.
En los tiempos que corren bastante tenemos con formarnos, a lo largo de muchos años, especializarnos algunos más, comenzar a ejercer una profesión que suele absorber todas tus energías, crear una familia, atender a los pagos de facturas, informarnos de política, hacer bricolage, lavar el coche, mejorar nuestro inglés, aprender informática, etc. Y además tener tiempo para nuestro ocio. Así que todo lo que sea aprender algo novedoso exige un esfuerzo que, para la mayoría, resulta extraordinario.
Para no cansar más doy unos ejemplos y espero (deseo) que aporteis los vuestros.
– En mi caso he llevado a muchas personas en cabina, algunos amigos o conocidos, y cuando hemos llegado a destino en vez de ponderar lo bonito o curioso del vuelo y la oportunidad de conocerlo desde dentro, lo más que se les ocurría era decir: ¿O sea que vais con el piloto automático y ya está?. O mejor aún, «pues por lo que he visto yo también podría aterrizar el avión«. (¡Sin comentarios!).
– Los artistas no lo han tenido mejor. ¿Quién no ha pensado que los cuadros de Joan Miró eran como garabatos de niño que cualquiera hubiera podido pintar?.
– ¿A cuántos fontaneros hay que llamar para aprender a desatascar un lavabo?.
– ¿Cómo se pone un enchufe para no quedarte tieso o fundir toda la instalación eléctrica?
– ¿Por qué seguimos yendo al médico cuando nos duele una muela si todos sabemos que te va a recetar analgésicos?
– Si el coche hace un «ruidito» raro será el tubo de escape, o la dirección asistida, o la correa de la transmisión. ¿Has mirado si llevas el maletero cerrado?.
– Lo del notario es una barbaridad, total por firmarme la hipoteca se lleva una pasta. (Claro que la oposición a notarías no tiene ningún valor añadido).
– Los abogados son unos canallas que se nos llevan un dineral sin siquiera haber ido a juicio. Si lo llego a saber me defiendo yo solo. (Igual estabas ya en la cárcel).
En fin, ánimo que yo a esto le veo mucho futuro y nos podemos divertir un rato. Si llegan unos cuantos comentarios los publicaré como «terapia» de grupo.
Iré pensando algo, pero de momento estoy totalmente de acuerdo que hacer aterrizar un avión es de lo más fácil, pero claro habria que ver de que lado cae.