Aprovechando la reciente inauguración (Junio 2007) del Monasterio nuevo, como hospedería y sus centros de interpretación, hemos ido a ver una vez más este asombroso paraje, cuna de nuestro Reyno. Siempre es encomiable cualquier esfuerzo por restaurar y regenerar determinados espacios tan significativos histórica y artísticamente. El resultado de esta restauración ha devuelto al monasterio una importancia todavía difícil de valorar. El aspecto nuevo del mismo agranda su visión dentro de las praderas donde se enclava.
En el interior todo respira paz y armonía con unas líneas muy modernas y sencillas, la madera y los ladrillos dan una calidez natural, y la luz que entra por los lucernarios circulares cubiertos de alabastro, queda matizada permitiendo relajar la vista. Encuentras arte moderno colgado de sus paredes y esculturas que rompen la linealidad del conjunto.
Definitivamente merece la pena visitarlo y agradecer el esfuerzo realizado en su recuperación.
Aunque la página oficial tiene fotografías muy bonitas y hechas por profesionales, las mías podeis verlas aquí
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