Esta frase se repite a diario en los hogares donde hay algún adolescente o joven. Sin embargo la popularización del motociclismo acarrea graves problemas para la integridad de los motociclistas.
En el Heraldo de Aragón recogen unas estadísticas muy alarmantes sobre el incremento de accidentes y de víctimas desde que se aprobó el Reglamento General de conductores en el año 2004. ¿Qué se creían?.
Soy motorista desde hace muy pocos años – era una frustración que arrastraba desde jovencito, ya que nunca me permitieron comprarme una moto- así que a la vejez… Tuve que «aprender» a conducirla, mantener el equilibrio casi parado, frenar sin derrapar, hacer ochos, pasar por un tablón, etc. Lo mínimo que se puede exigir. Además de estudiar un manual específico sobre conducción de motocicletas del que tenías que examinarte.
A mi edad ya no tenía intención de hacer «caballitos» ni de «quemar rueda» ni frenar para que la pasajera se «abalance» sobre el piloto. Nada de esto. Y a pesar de la enorme prudencia con la que comencé a circular (y sigo circulando), no he podido evitar tener un par de caídas «tontas».
Esto es algo que forma parte del «entrenamiento». Aunque la suerte siempre influye en el resultado de una caída.
Cuando me enteré de que para «incrementar» la venta de motocicletas se habían arbitrado medidas para permitir su conducción (hasta 125 cc.) sin necesidad de examinarte, ya «intuí» que esto iba a suceder. No hacía falta ser muy listo.
Conducir una moto en ciudad se ha convertido en una «gymkana» peligrosa. En general las condiciones de tráfico denso hacen que los despistes e irregularidades de unos y otros sean frecuentísimas. Un frenazo brusco con un coche se suele traducir en un pequeño susto, seguido de las imprecaciones propias hacia todos los demás vehículos, ya que uno mismo nunca se siente culpable, o en unos desperfectos leves en las carrocerías.
Sin embargo frenar «en seco» con una moto requiere de una habilidad específica que hay que haber entrenado y, aún con todo, no tienes garantía de éxito. La distancia de seguridad ha de respetarse escrupulosamente para que no te pillen desprevenido.
Si se abre una puerta de un vehículo (pongamos un Taxi) hacia la calzada, la maniobra para eludirla es harto arriesgada. O te llevas al pasajero por delante, o te metes en la trayectoria de otros coches, o frenas y te caes en el otro carril.
Los puntos muertos de los retrovisores te hacen invisible en determinados momentos, con lo que avanzar por la derecha de los demás debe hacerse «previendo» que algún vehículo es más que probable que se «cruce» en tu trayectoria.
Para no cansar más, habría muchas peculiaridades a destacar en la conducción de una moto que no tienen nada que ver con la experiencia previa como conductor de coche. Así que ahora no se sorprendan de algo que «estaba cantado» que tenía que pasar. Eso sí, la venta de motocicletas de baja cilindrada se ha incrementado notablemente. Total aunque mueran unos cuantos motoristas novatos de cierta edad, no importa. ¡Además nos ahorramos unos cuantas pensiones de jubilación!.
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