Nadal en Catalán, Mallorquín o Valenciano significa Navidad (Natividad). El origen del apellido en cuestión es Veneciano y se adoptó como nombre por parte de la Corona de Aragón.
Pero desde ahora (desde hace mucho tiempo) Nadal pasará a ser sinónimo de TENIS, más aún del mejor tenis del mundo.
Lo de ayer en Melbourne (Australia) no ha pasado desapercibido practicamente en ningun lugar del mundo en donde, de una u otra manera, todos los habitantes del planeta han podido ver la gesta de nuestro grandísimo campeón.
A parte del éxito deportivo y económico (bien merecido) ha hecho algo todavía más grande que ganar. Ganó con cada una de las células de su cuerpo empleadas en conseguirlo y ganó al mejor tenista de todos los tiempos. Ver las lágrimas de emoción de quien ha conseguido todos los objetivos tenísticos posibles, ha batido todos los récords habidos y por haber impresionó a quienes lo estábamos viendo. Nadie sabe muy bien por qué le importaba tanto un torneo más en su ya dilatado palmarés. No creo que fuera por igualar los 14 Grand Slams de Peter Sampras (hasta la fecha el único que lo ha conseguido), ni por haber perdido otra vez frente a Rafa. Creo que lloraba por la impotencia de ver que un joven de 22 años le está arrebatando amargamente el trono que ha ocupado durante los últimos años. Y lo ha hecho con la contundencia de haberle ganado ya en 14 ocasiones.
Creo que lloraba de impotencia al entender que su relevo ha llegado, tal vez un poquito antes de lo que él mismo habría deseado, pero con la gallardía de reconocerle como el nuevo rey del tenis mundial.
Ayer estos dos seres totralmente maravillosos, que han dado de sí todo lo mejor de sí mismos en la pista, que intentaron abatir al rival sin piedad durante los peloteos se acabaron abrazando como auténticos amigos que son, con cariño y con respeto. El uno rendido ante el otro, el otro arropando al amigo al que le ha vencido en buena lid y ninguno humillando al otro una vez recogido su trofeo. ¡Bravo por los dos!. Ojalá veamos muchos partidos de estos dos monstruos enfrentados durante años, sólo con una raqueta y unas cuantas pelotas, parcos en palabras y pródigos en gestos para copiar.
Felicidades Rafa. Gracias por todo Roger y a ambos mi admiración por vuestra gloria, sencilla y sincera. ¡Cuánto tenemos que aprender de los dos!… incluso a jugar al tenis.