Estamos en no se sabe qué parte de la escalada, camino de la cúspide en una gráfica, y desconocemos -una vez llegados a la cima- el camino de retorno a la planicie cómoda y hete aquí que viene un fulano a hablar de la desescalada: “Hay que ver cómo doblegamos esto y cómo desescalamos las medidas”. (El ministro de Sanidad, Salvador Illa).
Y mientras tanto el experto doctor en nada, maestro ciruela, insomne a pierna suelta y mano desatada a izquierdas, sigue copia que te copia ideas, apoyado en los supercicutas para no errar -sin hache- en sus desvaríos varios, para dejar la nave al pairo esperando que escampe por sí solo. Y mientras tanto con la derecha sujeta la faltriquera sabiendo que viene el lobo con las fauces hambrientas y dispuesto a morderle en la yugular.
Ahora ejerce de estadista, soltando frases ajenas, remedando a Kennedy – ¿qué eres capaz de hacer tú por tu país?, – Churchill -solo puedo ofrecer sangre,sudor y lágrimas- y a cualquiera capaz de hacerle aparentar más inteligente de lo que en realidad es. Y sus ministros, mención aparte, se nutren mayoritariamente de los esperpentos geniales de Groucho Marx, con la salvedad de que éste lo hacía con inteligencia, mucha ironía, otro tanto de sarcasmo e infinito sentido del humor, mientras que aquellos apenas pueden balbucear como el niño al que sorprendieron metiendo los dedos en la mermelada: «yo no he sido»…
Cuando ya todos creíamos que Zapatero habría de convertirse en el más nefasto de los presidentes electos en España -camisa blanca de mi esperanza- como cantaba Ana Belén de su Víctor Manuel, y viene un «expulsado» de su partido, apretando tuercas para tender puentes hacia el abismo, besando a «siniestro», libando el néctar de la independencia, enarbolando el pendón de la mentira y la usurpación hasta arrasar una Nación que había pagado sus pecados y creía haber extirpado viejos rencores de su forma ancestral de ser…
Se convirtió en explorador arqueológico, destapó la maldición del faraón, le bastó con una sola plaga y nunca lloverá maná del cielo. Ni siquiera será capaz de cumplir su sueño, también plagiado, ni será Presidente de una República bananera que lo santifique y lo eleve a los altares de su egolatría. En su ambición encontrará su fin y, como César, también se ha rodeado no de uno sino de muchos Brutos dispuestos a darle la puñalada trapera, y no tiene la altura ni la ética de la que se le considera el padre a Sócrates, `por lo que no morirá con cicuta.
No señor expresidente (me adelanto muy poquito al tiempo), no era así como había que constituir un nuevo gobierno, amparado en la alevosía del que se cree inmortal y más bello aún que Narciso. No era cuestión de vender nuestra «piel de toro» a quien solo la quería para pisotearla y llenarla de lodo. No era cuestión de acostarse a conciliar el sueño con quien sabes que sólo puedes cerrar un ojo o te abrirá el tercero con la mesana, y eso debe de doler, máxime cuando el orificio se te va haciendo más angosto cuantos más cadáveres van amontonándose sobre tu espalda (conciencia no se te concoce) y ello se te refleja en tu rostro, tenso y demacrado.
TEMPUS FUGIT para todos, querido Pedro, y afortunadamente para el pueblo español, éste a nosotros se nos está haciendo ya un poquito largo en casa, pero en tu caso ya casi has agotado el que te prestamos, lo has malgastado y a nosotros nos lo has hecho perder, dilatando una agonía que no merecíamos, sometiéndonos a unas burlas por parte de quienes ya no tenéis más salida que desterraros y salir al galope por vuestros propios cascos de burros.
¿Querías tender puentes a los secesionistas, a los de la saga de los innombrables ( nunca he escrito el nombre de unos asesinos terroristas), a los que presuntamente te daban el dinero de la «sopa boba» y te garantizaban un sillón adecuado a tu vanidosa gloria?. Pues bien, eso está ya llegando a su fin, ya estás en tiempo de descuento, y aquí no hay VAR para enmendar errores, has sido juzgado por tu propia historia, la que has querido alterar, y que era divergente a la historia de un país que es y será por siempre grande, aún a pesar de gente como tú. Porque España somos todos y estamos y estaremos unidos y no porque tú ahora pidas árnica a tu diestra, sino porque el virus nos ha hecho recordar quienes somos. Y a los que considerais que no lo sois os tendemos el mejor de los puentes, ¡EL DE PLATA! y tanta paz lleveis como descansando en paz dejáis tras de vosotros.
El Pueblo español no debería olvidar nunca, la ineficaz actuación de un gobierno de ideología extrema, cuya estudiada inacción, nos arrastró a esta gigantesca tragedia que todavía no ha terminado.
Ojalá paguen por sus desatinos.
Gracias Carlos por recordárnoslo.
Un abrazo
Creo que tú no lo habías olvidado, pero gracias a tus propios recuerdos, no por la memoria «selectiva» «excluyente» que llamaron y legislaron como histórica. 😉