Con esta «locución latina» se quiere expresar el intento de los gobiernos por «distraer» la atención de las masas facilitándoles el acceso a entretenimientos de baja calidad.
Me ha venido esta expresión a la cabeza al ver que ya han puesto en marcha la 9ª edición del «programa-concurso-reality-culebrón…» Gran Hermano.
Sorprenden las cifras que dan de Share, el despliegue publicitario y las filigranas que organizan para crear más morbo. ¿Dónde está el carácter de estudio sociológico con el que la Milá pretendía dignificar semejante «espectáculo»?.
A mí particularmente me han dejado sin poder ver un canal de TV a la hora del Prime Time. No puedo soportar tanta vulgaridad junta.
Pero me pliego al interés general, y si alguien está interesado en seguirlo a través de la red, tienen su propia web. ¡Allá cada cual con sus preferencias!.
Me da que ya han resuelto el tema de cómo distraer a la opinión pública durante los meses de precampaña electoral.
Agradezco la sugerencia y prometo comprarlo en seguida. Lo de la teledetritus no me afecta demasiado ya que con no verla arreglado. Pero por las noches no siempre apetece hacer algo más que sentarte a «intentar» ver algo entretenido en la tele.
Qué pena regresar de vacaciones y ver que algunas cosas no cambian… Porque a Gran Hermano hay que añadir el Tomate, los programas de los cantizanos y compañía… En fin. Menos mal que siempre nos quedan los libros. Te recomiendo «Corazón Helado», de Almudena Grandes. Estoy con él y la verdad es que me ha atrapado.