(Foto de REUTERS pantallazo de 20 minutos)
Así no hay manera de que Alasdeplomo ni nadie les quite a los usuarios de avión el miedo a volar. No hay forma de explicarle a la gente que no es lo mismo una emergencia que una maniobra «forzada», que un incidente aéreo no es un accidente, que un descenso de emergencia se realiza muy deprisa para conseguir alcanzar la altitud donde la concentración de oxígeno es suficiente para que todo el pasaje pueda respirar libremente sin necesitar apoyo con las mascarillas de oxígeno.
En fin que determinados informadores de este tipo de sucesos lo único que hacen es crear más Psicosis de la necesaria ante hechos que son mucho menos frecuentes de lo que hacen creer y afortunadamente menos dramáticos de lo que «manipulan» para vender más periódicos u obtener más clicks en su noticia digital. (De las televisiones mejor ni hablar).
La noticia del «boquete» en el fuselaje del avión de Quantas, con su correspondiente descenso de emergencia, me ha producido un sofoco que casi me ha llevado al asco, en el modo en que aparece en 20 Minutos.
Corto y pego de ellos lo más espectacular de su reseña:
El piloto descendió el avión desde los 30.000 a los 10.000 pies (9.150-3.050 metros) de altura, en una maniobra que hizo saltar las mascarillas de aire de los asientos, con el consiguiente susto de los pasajeros.»
Haciendo parecer que el piloto (cuando son los dos los que tienen que actuar en equipo) sea el responsable del susto y que actúa sin pensar en los demás. Ahora os lo explico yo:
Cuando por cualquier causa ajena a la voluntad de los pilotos, de la propia compañía, y del fabricante del avión, se produce una despresurización en cabina de forma brusca, los pilotos inmediatamente han de seguir un estricto procedimiento de emergencia para recuperar lo más rapidamente posible la altitud de 10000′ a la cual se puede respirar con total normalidad.
Dicho procedimiento se inicia automáticamente que saltan las alarmas de despresurización en el cockpit, a base de luces rojas y avisos sonoros, tras una rápida comprobación de que efectivamente la presión en cabina está disminuyendo rápidamente, lo primero y obligatorio es que ambos pilotos se pongan inmediatamente las máscaras de oxígeno, ya que son los que deben permanecer vivos para que al resto no le ocurra nada malo. (¡Qué egoísmo por nuestra parte!).
Una vez garantizada la supervivencia de una raza en peligro de extinción, proceden tranquilamente a bajar con su lujoso avión de una forma «alocada» intentando salvar a todo el pasaje de morir asfixiado. Para ello inmediatamente retrasan al máximo las palancas de los gases, seleccionan la altitud de 10000 pies (o en otros casos la altitud mínima permitida en la zona si es que hay montañas) para que el piloto automático estabilice el avión a esa altitud.
Mientras uno de los pilotos «vuela» el avión, el otro está ya hablando por radio y declarando emergencia por despresurización y requiriendo aproximación a un aeropuerto alternativo en ruta. Porque con pasaje no se debe continuar el vuelo sin presurizar. Además se desconocen las causas que lo han podido producir, por lo que no tienen otra alternativa que aterrizar, aunque una vez llegados a esa altitud ya no peligra la seguridad de nadie. El avión sin presurizar vuela todavía como un angel. Los pilotos ya no usan tampoco las mascarillas y simplemente continuan haciendo su trabajo e intentan ya calmar al pasaje advirtiendo de lo que ha pasado y de lo que van a hacer y dónde van a aterrizar. (Esto generalmente lo solemos hacer los comandantes, aunque el que actúa como copiloto podría hacerlo perfectamente).
El descenso de emergencia en cabina es espectacular donde los haya, yo sólo lo he hecho en simulador, aunque con el Boeing 757 muchas veces yendo a Milán nos «obligaban» a hacer descensos a un régimen aproximado al que se alcanza en esas ocasiones. Ver el variómetro indicando por encima de 6000 pies/min es increible, y la sensación de «picado» es de pura adrenalina en vena. Cuando la emergencia es real no es por otra cosa que por la capacidad de respirar de las personas, por eso saltan las mascarillas de oxígeno de manera automática, y no hay que pensar en nada, ¡¡SOLO HAY QUE PONERSELAS!!, en apenas unas fracciones de segundo tus pulmones pierden el aire completamente (no sólo se escapa del avión) y dado que la presión en el exterior es mínima se inflan como un globo y nada te ayuda a respirar de la forma que conocemos a la presión a la que estamos acostumbrados. Por tanto ha de hacerse sin contemplaciones, de manera rápida y sin pensar más que en la seguridad de todos, la comodidad se obvia y el susto ya lo llevan en el cuerpo.
Así que tranquilos, no os pasará nunca algo parecido, los remaches del avión son fuertes. Pero por la pinta de cómo ha quedado el fuselaje de la foto, parece que ha saltado una sección de paneles de la zona de bodega. Justo detrás se puede ver una pequeña compuerta abierta que creo corresponde con una de las válvulas reguladoras de la presión en el interior, las que conocemos como «OUTFLOW VALVES», aunque no os lo puedo garantizar porque nunca he volado el Boeing 747 y puede que alguien más versado me lo corrija o confirme cuando lo vea.
Unjubilado me manda el enlace de el mundo algo mejor y más completo, muchas gracias Emilio.
Gracias Jubi por el enlace, bastante mejor elaborado y por supuesto haciendo sus propia cábalas. De todos modos no es el descenso lo que provoca que salten las máscaras, sino la propia descompresión la que hace activar el mecanismo de apertura del sistema de osígeno para el pasaje.
Había leído la noticia, pero no me atreví a mandártela.
Los del periódico El Mundo quizás lo expliquen mejor y dan varias posibilidades de
lo que ha podido pasar.
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/07/26/internacional/1217067796.html
Mi opinión muy particular en vista de las fotos, es que esa zona estaba excesivamente oxidada.
Saludos