(autor: Ernest Descals)
Una de las falsas ideas que se suelen tener de los pilotos es que estamos más sanos que la mayoría de congéneres. Y probablemente sea verdad, ya que cualquier anomalía funcional que padecemos, se convierte en causa de exclusión laboral; así que inmediatamente que se detecta alguna alteración psico-física, queda en suspenso el certificado médico que obligatoriamente va junto con la licencia de vuelo correspondiente.
Lógicamente la variedad de afecciones que se pueden presentar en cualquier persona, se da también en este «gremio» tan particular. Un pequeño catarro te debería dejar en casa mientras desaparece el «moqueo». Pero claro coger una baja por un catarro está muy mal visto. Sin embargo, he sufrido en carne propia varias perforaciones de tímpano por haber trabajado en estas condiciones. Una vez que el moco inunda las trompas de Eustaquio o el oidomedio, la otitis está casi asegurada. Eres incapaz de equilibrar las diferencias de presión entre ambas caras del tímpano, y por tanto es muy fácil que dicha membrana acabe aplastada contra la cadena de huesecillos del oído y se «rasgue» o perfore en un punto. Las consecuencias no son graves, porque acaba cicatrizando y una vez pasado el punto de rotura, ya no tienes molestias… Al cabo de unos años de profesión la mayoría hemos perdido nivel de audición en determinadas frecuencias, así que escuchamos la tele a «toda pastilla».
Esto es un caso benigno pero muy frecuente. Hay otros más graves que te acaban retirando de la profesión, mientras que en otro trabajo serías exactamente igual de válido que sin padecerlo. Una elevada tensión arterial, alteraciones de colesterol, alguna arritmia cardíaca, o simplemente una depresión.
Digo simplemente una depresión, porque a pesar de ser actualmente la mayor causa de baja laboral, al cabo de un tiempo más o menos largo, todo el mundo puede hacer una vida normal. Puede hacer su trabajo con total normalidad, centrarse en sus tareas y si no está soportando una presión laboral (mobbing) que le haya generado la misma, el trabajo le ayuda a recuperar su confianza e ilusión y mientras tanto seguir con su medicación y su psicoterapia.
Pero cuando un piloto llega a este estado, en el que debe tomar la GRAN DECISION de su vida profesional, todo es más complicado. Todos conocemos las causas objetivas para perder tu licencia de vuelo, así que procuramos evitarlas o disimularlas. Algunos pasan la audiometría «de vista», otros se ponen a dieta rigurosa un mes antes del reconocimiento, cada uno hace lo que puede por no perder su trabajo por una nimiedad que no conlleva ningún riesgo para nadie más que para su propia salud.
Pero una DEPRESION es todavía un tema TABU. No sólo en un piloto, sino en la sociedad en general. Hay todavía un profundo desconocimiento de lo que significa esta enfermedad, y sólo quienes la han sufrido en primera persona o junto a una persona deprimida, saben lo que realmente significa. Mucho sufrimiento gratuito y mucha paciencia para soportar a esa persona que la padece.
Podría parecer extraño que un piloto, cuyo nivel de vida era muy alto, que cobraba un magnífico salario, que «viajaba» a sitios exóticos, que siempre está en los mejores hoteles y rodeados de bellezas, tuviera un problema de este tipo. Nadie ha entendido nunca que un piloto se queje de algo. ¡Y mucho menos con lo que ganaba!… eso le impide manifestar sus verdaderos sentimientos y la soledad enorme en la que vive instalado siempre. Si además eres comandante, instructor de vuelo y tienes sentimientos, acabas en una habitación haciendo balance de todas y cada una de las incidencias que has vivido a lo largo de un día de trabajo, buscando la mejor manera de transmitir «sabiduría», intentando cubrir las deficiencias afectivas propias y las del resto de la tripulación para mantener al equipo en forma para seguir adelante de manera eficaz. Hay que hacer a veces de padre, a veces de confesor, e incluso de juez y de autoridad firme para que todo vaya como corresponde.
La soledad del mando… bueno, por lo que sea, nunca nada es tan bonito como nos creemos y, de cara a poder padecer una depresión, tenemos casi todos los factores de riesgo que los psiquiatras citan: stréss, responsabilidad, soledad, desarraigo, alteraciones de sueño, adaptación constante a distintas situaciones, fatiga, etc., etc.,etc.
Así que más de uno – y más de dos- ha pasado su depresión de manera silenciosa (como las hemorroides), para no ver comprometido su futuro profesional. Espero que con la noticia de que a partir de ahora en los Estados Unidos se va a permitir mantener la licencia tomando antidepresivos, sin tomar represalias con los que lo hacían ocultamente, hayamos dado un gran paso para que los pilotos con depresión no acaben en el paro como alguno que me sé yo…
En España, como siempre, llegará algo más tarde imagino. Pero llegue cuando llegue, si llega, bienvenido sea, porque tal como han dejado la aviación por aquí me temo que haya unos cuantos tomando FLUOXETINA o derivados, en la intimidad. Los que se quedaron en el paro por un ERE tampoco lo estarán pasando demasiado bien, pero si vuelven a tener trabajo podrán hacerlo sin tener que dejar la medicación. Y es que la depresión tiene ya muchas esperanzas de curación.
Jonathan, no te preocupes que consejos no te faltarán… Pero lo haré en privado. El primero es: No piense que fué tu culpa. 😉
Hola Carlos. Yo soy piloto y en este momento hundido en una depresión. En tu ultima frase pones «elegí curarme y ser mas feliz q volando», si supieses el trauma que tengo ante esa decisión…
Acepto consejos…gracias.
José en realidad, no pasa nada. Generalmente se trata y ya está. El problema de este tipo de síntomas es que lleve asociado algo más, como colesterol alto, pulsaciones cardíacas «aceleradas», etc. Ello es muy frecuente, lo que ocurre es que los reconocimientos periódicos (en España anuales hasta los 40 y después cada seis meses), detectan muchas cosas leves o menos leves, así que la gran ventaja es que puedes poner remedio muy precozmente.
Lo malo es que los años no perdonan, y casi todos acabamos teniendo nuestras tonterías. Por ello es muy importante cuidarse al máximo, hacer buena dieta, ejercicio, y aceptar que el juego es así.
Solemos tener muchos unas pólizas de seguro que cubren la pérdida de esta licencia. Pero son bastante elevadas las primas que pagas. Y… no cubren las enfermedades psicológicas (!!! ¿¿¿).
De ahí que diga que un piloto deprimido se enfrente a una gran decisión porque si no se trata, acaba muy mal, y si se trata todavía peor… deprimido y probablemente en el paro. Yo elegí curarme. y procurar ser más feliz que volando. 😉
Muy interesante Carlos!. Aprovecho para preguntarte: Qué pasa con los que tienen una tendencia a la hipertensión o prehipertensión?…O sea no son Hipertensos, pero están ahí en el límite. Esa prehipertensión te deja fuera de un trabajo?.
Por otro lado: Qué sucede cuando ya se trata de Hipertensión?. Tengo entendido que esta puede medicarse, obteniendo así buenos resultados.
Bueno amigo, como siempre muchas gracias por todo!! .Saludos!. Y muy FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!!!!!..QUE CRISTO RESUCITADO DERRAME ABUNDANTES BENDICIONES SOBRE VOS Y TU HOGAR!!. UN ABRAZO!!!.