Pintura en la calle

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Como gran aficionado a la pintura, procuro disfrutar de ella siempre que hay posibilidad de visitar una exposición o museo de gente consagrada, o de autores menos conocidos.

Todas las comparaciones son odiosas, más aún cuando lo que se pretende comparar es arte o artistas. Pero sin duda que la Plaza de Santa Cruz de Zaragoza sale muy mal parada con respecto a otras donde se reunen los pintores a vender sus cuadros. El entorno es maravilloso, pero la forma de presentar la mercancía le resta valor al conjunto. (ver las fotos)

No querría molestar a quienes honradamente intentan vender sus pinturas en esta plaza de nuestra ciudad, con pocos medios y donde cualquiera que coge un pincel se atreve a poner su producción a disposición de unos clientes que rara vez encuentran algo que merezca la pena. Insisto en que les reconozco la buena intención y suelo curiosear entre ellos a ver si cualquier día aparece un joven valor al que se le pueda considerar artista. Por desgracia casi nunca he visto algo que me llamara mínimamente la atención. Por ello sería bueno apoyar sus iniciativas y crear realmente un espacio donde se viviera la pintura de manera más artística y con mayor calidad.

Otras plazas reúnen pintores ( retratistas, acuarelistas…)  que suelen estar trabajando en la misma calle, mostrando cómo realizan sus cuadros y en general haciendo retratos más o menos acertados o caricaturas con cierta gracia. Por ejemplo en la Plaza Mayor de Madrid hay una variada oferta de este tipo.

Pero sin duda la plaza de los pintores por excelencia a nivel mundial es la Place du Tertre, en el corazón de Montmartre en París, y pegada a la Catedarl del Sacré Coeur. Allí, en París,  se concentró la mayoría de pintores cuya trayectoria artística les llevó a convertirse en genios de la pintura y vivieron la Bohemia de la ciudad en su mayor grado.

Evindentemente no todos pintaron en esta plaza, hoy convertida en icono de la pintura, más por su atractivo turístico que por la calidad de las pinturas que se pueden ver. Pero sigue teniendo el encanto y atractivo de lo nuevo, partiendo de cientos de años de historia como se puede apreciar en mis fotos.

Hoy es un pequeño mercado de pinturitas de no gran calidad, pero rodeados de un ambiente más propicio para picar y comprar una obra recién hecha. Cenar allí es un pequeño placer que hay que disfrutar y empaparte de sabor a óleo y aguarrás, mientras comes un menú no más caro que en el resto de la ciudad y ves el ir y venir de curiosos atraídos por esta pequeña plaza donde arte, del de verdad, tampoco se puede encontrar.

Para finalizar os propongo un poco de Bohème en la voz de Charles Aznavour

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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