(autor: Mio Cade)
Todos hablamos de crisis, de economía sumergida, de dinero negro… pero pocos lo hacemos de la pobreza sumergida..
Ayer de golpe me topé con un gran artículo de Juan Manuel de Prada. El lo titula: Vidas descatalogadas, y lo publicaba el suplemento dominical XL Semanal..
Voy a destacar un pequeño párrafo para animaros a leerlo completo:
«Yo soy uno de esos que pasan ante los mendigos apretando el paso, conteniendo la respiración, contando los segundos que restan para alcanzar las escaleras que me conducirán a la superficie…»
Hay muchas reflexiones en este artículo, pero en él destaca fundamentalmente la hipocresía social en que todos nos encontramos relativamente cómodos. Por un lado sufrimos con la mala suerte ajena, con la desgracia, pero apartamos de nosotros lo que tenemos más a mano y que nos hace sentir vergüenza de nuestra propia indiferencia ante la miseria cercana, casi familiar, de nuestros propios despojos.
Teresa, siempre ha habido y hay gente buena… y yo tengo la suerte de conocer a alguna de ellas, como tú y Ricardo. Así que me siento muy afortunado. 😉
Mis padres ya muertos hace tiempo, eran socios de Cáritas , asumí su aportación y la junté con la mía, pequeñas partes hacen un gran todo, soy socia de Cáritas y tengo la seguridad de que mi dinero se emplea con justicia. De esta organización y sus gestores, me fío.
Suscribo el comentario de Ricardo en su totalidad.
Impactante la fotografía.
Ricardo, gracias por animar a todos a colaborar con CARITAS. Sólo nos queda añadir esto:
http://www.caritas.es/colaborar/index.php?OA%3D%3D
Muchas veces me he preguntado si las personas que enternecidas por las imagenes de una catastrofe en Haiti, o cualquier otro lugar apartado y pobre, y en buen numero aprovechan la oportunidad para hacer donaciones por los medios que inmediatamente se instauran para ser solidarios con esas pobres gentes. Se enternecen de igual manera con el/los molesto/s medigos o homeless que habitan en las cercanias del/los barrio/s que habitan o son de los que aprietan el paso ante su presencia. Ninguno estamos libres de este pecado. Lo que no es tan admisible es la no colaboración de alguna forma en aliviar, no debe ser viable su solución a nivel personal, la penosa situación estas personas para las cuales no se ha establecido nunca ningun canal solidario urgente de recaudación encaminado a paliar tan terrible grado de abandono y pobreza. Seguramente el dar directamente la siempre llamada limosna no pase por ser la mejor «solución» aunque en casos particulares seguramente ayuda.
Un paliativo eficaz es una organizacion, en principio originaria de la Iglesia Catolica pero que de facto presta ayuda real de forma indiscriminada a cualquier persona que lo necesite, al margen de toda otra consideración. Yo que ni me siento católico ni deseo las «ventajas» de una «bonificación» divina de mis actos destino una cantidad determinada mensual en colaborar con Caritas. Sé que esta organización utiliza este dinero en dar comida a diario a cada una de estas personas que simplemente lo solicite, porque así expresamente lo he solicitado en mi hoja de donación.
He llegado a esta decisión por exclusión de otras organizaciones que francamente no merecían mi total confianza. Yo quería y quiero verdadera colaboración con estas personas no «tranquilizar» ninguna conciencia que se sienta responsable de lo que no puede directmente solucionar. Quiero hechos auténticos y palpables. Creo que en este lugar lo encontré. Animo a todos a este tipo de colaboraciones permanentes, bien donde yo indico o en su caso, de haberlas, en cualesquier otra organizacion local que se sepa fiable y verdaderamente efectiva, local o nacional y que nos de garantia absoluta de que nuestra donacion va exactamente al fin que deseamos.
De momento comprometernos así es lo mejor que se puede hacer.
Seamos pragmaticos, estas personas necesitan cosas básicas, alimentación, ropa, higiene, estas tres cosas las pueden tener por los medios indicados.
Alojamiento, mucho mas complicado y mas a largo plazo.
Atención médica, tienen derecho a la seg.social. Que la exijan.
Dignidad, esa nunca se pierde. Los únicos que pierden su dignidad humana son precisamente los que creen pisotear la ajena, cuando realmente estan pisoteando la suya propia.
Colaboremos, por ellos
Vito, me alegro… esa era la intención para ilustrar el artículo, ver que bajo la superficie, a la que le echamos encima cartones y trapos para tapar, hay vida… 🙁
¡Vaya foto! Me he quedado sin palabras.