Cuando algo es tan sumamente improbable de realizar, cuando las circunstancias son más adversas e infranqueables para la mayoría de las personas, cuando todo haría recomendable desistir de intentarlo, siempre surge una vía de lograrlo que además se convierte en un reto atrayente para un determinado tipo de perosnas, capaces de hacer posible lo imposible, de hacer muy fácil lo que era irresoluble y de burlar las limitaciones propias y ajenas con el único afán de superarse a sí mismos y al resto de sus congéneres.
Esto es lo que hicieron un par de personas que se propusieron batir un récord (¿absurdo?), haciendo el Salto base desde el edificio más alto del mundo. Ellos explican como lo consiguieron, qué tuvieron que hacer para saltarse a la torera los controles de seguridad, y cuentan sus sensaciones antes y durante el salto.
No quiero entrar a valorar el riesgo que corrieron, ni de la osadía de burlar la ley, ni siquiera afrontar ser encarcelados por vivir una experiencia límite. ¡Simplemente lo hicieron!.
Eso es lo que hoy quería proponeros, fijaros un reto inalcanzable para los demás y conseguidlo, no hace falta que sea algo que pueda causaros daño, basta con que sintais por un momento que sois los únicos que lo han logrado, al menos en ese isntante. Por ejemplo acabar un libro completo de Filosofía, dibujar un muñeco para vuestro pequeño a pesar de no haber cogido nunca un lápiz y un bloc de dibujo, o escribir una poesía, o recitar a Shakespeare en un correcto Inglés antiguo. Todo vale para que desarrolleis vuestro potencial. Pueden ser grandes retos para un segundo de felicidad…
Gracias a Fogonazos que me ha hecho descubrir el vídeo que os he puesto. El explica más en profundidad el tema. Yo me he limitado a darle un giro.
¡ES!.
Puede ser…
Vaya, puede que tengas razón, Lamia. Sinceramente no lo había planteado así. Pero nuestros grandes fracasos en general son mucho más formativos que los pequeños exitos.
Ala majo… que sí, que si. Pero resulta que a veces te proponer un reto imposible y lo único que haces es frustrarte…
En efecto Damián, soy yo, pero menos aventajado de lo que insinúas (afirmas). Ya sabes que te dije que me habias «jorobado», porque yo iba a prender a pintar y me convenciste de que era un poco artista.
Tu sí que lo eres y tengo en la casa tus obras y la de tu madre. Maravillosas. Bienvenido a casa otra vez, Don Damián Ramis, gran pintor y escultor y todavía mejor persona.
Hola Carlos… ¿Eres tú?. Por casualidad me he metido en esta página y por lo que cuentas estoy convencido que eres el carlos-alumno-aventajado-de-pintura. Si es así, me hace muy feliz el reencuentro. A ver si nos vemos por la Isla algún día.
Un fuerte abrazo
Damián