No sé qué leen algunos políticos en la prensa. Ni siquiera si lo hacen. Desde luego que no aspiro a que me lean en este pequeño blog de notas. Pero al cabo de un mes y medio de que aquí recogiera la noticia de que Air Nostrum (ANS para los amigos), iba a suprimir algunos vuelos a/desde Melilla, hasta hoy, han transcurrido demasiados días para pedir explicaciones al Presidente de la Comunidad Autónoma, Sr. Imbroda.
Leo con asombro este artículo de Aviación Digital en el que Dionisio Muñoz (Secretario Gral. del PSOE de Melilla) pide explicaciones al Presidente de estos hechos. El asombro viene de dos evidencias que de por sí son suficientemente graves como para dedicarles horas y horas de parlamento y/o de tribunales.
En primer lugar da por hecho algo que en la normativa aeronaútica comunitaria está totalmente fuera de la ley: No se puede subvencionar a las compañías aéreas, por tanto las aportaciones de capital no pueden considerarse como tal subvención y están sujetas a distintos supuestos.. Y si éste señor tiene la certeza de que esto es así «de facto«, no debería pedir explicaciones a nadie, sino sencillamente hacer la acusación oportuna en los tribunales competentes, eso sí, aportando las pruebas necesarias de una afirmación tan GRAVE.
En segundo lugar la otra sorpresa es el momento de efectuar estas declaraciones. Si la prensa local ya dió la voz de alerta a principios de Diciembre, dado que Melilla necesita del avión más que ninguna otra comunidad española (ni siquiera los archipiélagos están tan desprotegidos), ¿por qué ha tardado tanto tiempo en manifestar su malestar?. Se supone que los políticos están para «velar» por el bien común de los ciudadanos a los que representan, por tanto en mi opinión debería haber interpuesto esta queja inmediatamente de «sospechar» que esto podría ocurrir. Ni siquiera debería haber permitido que tomase forma algo tan absurdo como lo que ahora denuncia. Por tanto debería volverse en su contra este tipo de acusaciones tan rotundas y graves, ya que podríamos considerar que ha habido «connivencia», «cohecho» -o como quiera que se pueda interpretar en términos judiciales- por parte de quienes lo han permitido.
En fin, como no me contestará nadie a estas cavilaciones, las dejo abiertas para que cada uno busque sus propias respuestas. Yo no las tengo.