Desde el cambio de nuestra peseta al euro las propinas tuvieron un cambio radical en nuestro país. Antes casi todo el mundo dejaba las vueltas de sus consumiciones de una forma casi automática. Pero luego con el «redondeo» todo se encareció de una forma súbita y haciendo casi paritario el euro con nuestros «veinte duros». Eso, unido a la dificultad que teníamos en traducir pequeñas cantidades a la nueva moneda, hizo que la gran mayoría optáramos por no dejar nada en el platillo hasta coger un poco más de «soltura» con el cambio. Ahora ya casi nos hemos aclarado y pienso que se ha vuelto un poco a la normalidad.
Lo que aquí de siempre se ha considerado voluntario, en otros países dejar propina sigue siendo una «obligación». En el caso de Inglaterra poco a poco van adapatándose al estilo más europeo de no ser tanta la obligación, aunque todavía hay que pensar en dejar entre un 5% y un 10% de la factura a modo de «tip» tanto en restaurantes como en los taxis.
El pasado viernes cenamos en un restaurante italiano próximo al hotel donde nos alojábamos. El trato fué muy cordial por parte de todas las camareras (italianas) y un camarero canario afincado en Londres. Cenamos magníficamente, recuperamos las fuerzas casi agotadas de nuestras caminatas y nos relajamos escuchando el piano en vivo cortesía de la casa mientras paladeabámos unas «grappas» y unos «limonchelos».
A la hora de pagar con tarjeta te proporcionan la máquina portátil a la mesa y tú mismo marcas lo que quieres dejar de propina directamente en el teclado. Mi hermano Ramón fué quien había dejado su «credit-card» así que a él correspondió teclear la cifra de la propina. Habíamos pensado dejar 5 lbs. así que directamente marcó el 5 y «enter». La carita de la pobre chica fué todo un poema. La verdad es que comenzó a reirse inmediatamente y antes de que pudiera hablar ya nos habíamos dado cuenta de que algo no funcionaba. Cuando se le pasó la risa comprendimos que habíamos dejado la nada despreciable cantidad de: ¡5 céntimos!.
Realmente fué un rato divertido porque en otras circunstancias se nos hubiera quedado cara de «paletos» pero el ambiente era cálido y amable, casi como en casa, así que quedamos para, al día siguiente, compensarle la propina marcando por lo menos el doble.
¡FORZA ITALIA!
Yo tengo un primo muy cachondo y curioso. Si va a un restaurante le pregunta al camarero que le deja la carta si es él el que les va a servir, si dice que si, le da una propina y le dice «quiero que nos sirvas bien», a la hora de pagar no deja ni 5 céntimos ya se la ha dejado por adelantado y le sirven con mucha más solicitud.