Ayer el amigo José María Moncasi, nos ilustró una vez más sobre las virtudes y los posibles riesgos del uso o abuso de las redes sociales, lo que los «iniciados» llaman la WEB 2.0.
Fué una charla-coloquio, en la que los padres de alumnos del colegio de Corazonistas, tuvieron una visión más global de lo que significan de cara a los chicos estas redes y la forma de interactuar en un círculo en el que el límite sólo lo podemos poner nosotros mismos.
Como padres, nos enfrentamos al dilema de «husmear» en la intimidad de unos niños o adolescentes que han encontrado en la red su forma natural de comunicación, o dejar que naveguen libremente y asumir el riesgo que conlleva el mal uso de una herramienta tan potente como es la propia red.
Nos hizo reflexionar sobre diferentes posibilidades desde un punto de vista del usuario «profesional», el que en parte vive del correcto uso de un ordenador, pero a la vez puede llegar a caer en determinados comportamientos patológicos, o de dependencia psíquica de estos «Gadgets».
Cada uno sacó sus conclusiones y sé que más de una madre se va a «poner las pilas» para entender un nuevo lenguaje, al que muchos hemos llegado casi tarde. Nuestros hijos nos arrastran con ellos en una nueva dimensión, la que ellos dominan más que nosotros, aunque José Mª, como buen comunicador y humanista que es, puso el acento en la labor de padres, de educadores y de acompañantes en la travesía de la vida de nuestros hijos. No podemos ni debemos echar la culpa a nuestros hijos de nuestra propia dejadez de responsabilidad personal. Tenemos que esforzarnos en aprender su idioma, si lo que queremos es seguir estableciendo puentes de comunicación con los que más queremos, NUESTROS HIJOS. Así que no nos queda otra que esforzarnos en, al menos conocer, una nueva lengua, un nuevo campo de trabajo diario.
Si queremos que nuestros hijos adquieran criterio, responsabilidad, educación, etc. tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos o quedaremos relegados de su propio mundo. Y eso sólo será culpa nuestra. El tremendo salto generacional será casi un abismo infranqueable cuando nos demos cuenta de que se nos han ido de las manos…
Los pájaros abandonarán el nido que hemos construido, pero mejor que lo hagan volando y no que se lancen al vacío sin saber hacia el destino al que van…
Gracias Sr. Moncasi de Alvear. 😉
José María, no podía perderme la cita, y extraer el jugo de todo lo que aportas de manera desinteresada. A veces (siempre) necesitamos de una llave amiga que nos abra los cerrojos mentales que nos vamos poniendo con los años. Y tú engrasas perfectamente no sólo la cerradura, sino los goznes de nuestras puertas.
Me temo que mi «gestora» del tiempo libre (mi señora) me tenía llena la agenda de citas «ineludibles», jeje. Y además, si quiero ver un gran dinosaurio, con mirarme al espejo estoy ya muy cerca de conseguirlo. 😉
Una pena, pero buscaremos más ocasiones (¿excusas?) para reunirnos.
Un fuerte abrazo, muchísimas gracias, y gracias también por celebrar el Santo juntos.
Ah, se me olvidó. Muchas felicidades en el día de tu santo, San Carlos Borromeo. Disfruta de tu día y sé feliz.
Un abrazo de nuevo,
José María
Gracias Carlos por tus palabras y crónica, magnífica y certera como siempre, de la charla-coloquio de ayer. La verdad es que verte allí, como un padre más, y escuchar tus experiencias y reflexiones no sólo me emocionó sino me hiciste sentir orgulloso de mis amigos. Si te animas, este próximo sábado 6 imparto la misma charla en Teruel (18 horas). Aprovecharemos para ir a disfrutar un día en Dinópolis. ¿Te animas?
Un abrazo,
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