Generalmente todo el mundo que ha viajado en un avión o se ha aproximado a ver un aeropuerto, está acostumbrado a ver cómo los aviones suelen ser remolcados por un tractor, tanto para sacarlos de la zona de «finger» como de un aparcamiento junto a la terminal. Esta maniobra se le conoce como Retroceso o Pushback, dado que se suele efectuar para que el avión pueda iniciar la puesta en marcha de motores y/o el rodaje hacia la pista para el despegue.
También se utilizan este tipo de remolques para realizar tareas de mantenimiento sin necesidad de poner en marcha los motores del avión y poder desplazarlo hacia los hangares o sacarlos de ellos una vez finalizadas sus tareas.
La maniobra en cuestión es relativamente peligrosa para los encargados de manipular la horquilla que va enganchada a la rueda delantera del avión cuyo ángulo de giro le permite prácticamente hacerlo alrededor de 70º hacia ambos lados. Para ello todos los aviones cuentan con un sistema de desbloqueo de dicha rueda de dirección y dejarla libre para que el conductor del tractor tenga el control total de la posición de la rueda. Cualquier bloqueo en el sistema horquilla-rueda del tren podría (y de hecho ha ocurrido) provocar que se parta la barra de remolque y que pueda resultar gravemente herido el mecánico que va junto al avión remolcado y que está en contacto interfono mediante auriculares con la cabina de vuelo.
En la mayoría de los casos esta maniobra por habitual y necesaria se le da menos importancia de la que realmente tiene y necesita de la coordinación de al menos las tres personas que están directamente implicadas en ella: Piloto, mecánico y conductor. Para colocar y quitar la horquilla evidentemente ha de hacerse con los frenos de aparcamiento del avión puestos.
La habilidad y pericia de los conductores de estos tractores es fundamental para el buen desarrollo de toda la operación, puesto que hay lugares demasiado angostos como para meter un avión de grandes dimensiones y ellos han de hacerlo con la responsabilidad plena sobre cualquier «roce» con otro avión. Y no es nada fácil mover aviones con unas envergaduras superiores a 38 m como el Boeing 757 o incluso menores que ésta.
En determinadas circunstancias y siempre teniendo en consideración el «riesgo» que ello comporta, podría hacerse lo que conocemos como «trackback» (maldito inglés intraducible). Este palabro significaría marcha atrás y en efecto de eso se trata. No es que los aviones funciones con «marchas» como la de un coche, sino que existe la posibilidad de que por sus propios medios el avión pueda desplazarse hacia atrás. Ello se consigue mediante el uso de las reversas de motor. El resultado, a parte de espectacular, es una maniobra que muchas compañías tienen prohibido hacer por motivos de seguridad. Sin embargo las que lo permiten, dentro de sus procedimientos «no habituales», siempre hacen especial énfasis en determinados aspectos importantísimos, como son que alguien desde fuera del avión «dirija» a los pilotos y garantice que toda la zona posterior al avión esté despejada, NO UTILIZAR los frenos para detener el avión porque podría caer hacia la cola y pararlo suavemente disminuyendo potencia y aplicando más suavemente potencia hacia adelante.
Como veis lo del uso de las reversas tiene algo más de miga de lo que aparenta. De todos modos lo mejor es que veais este video de cómo un DC-9 utiliza este método para salir de su aparcamiento. Os rogaría que vieseis hasta el final para que veais cómo se retraen los deflectores para las reversas…
Jajaja, que gracioso cuando las retrae en los últimos segundos del vídeo. Es como si tuvieran un resorte y saltaran por arte de magia.
Im – presionante… !!!! En los aeropuertos españoles no está permitido el uso de reversas para la maniobra de backtrack por el tema de la seguridad en plataforma, como tú bien dices…
Salu2.