Salvamento marítimo

El mar, la mar, tiene ese atractivo propio de lo desconocido, de lo inabarcable y que te invita siempre a perder la vista en el horizonte y en los reflejos de luz variables conforme el sol le ataca desde distintos ángulos conforme avanza el día.

Al amanecer es calmo, plateado y se tiñe de destellos rojizos en cuanto la esfera solar comienza a flotar sobre él. Sube hasta el zénit a mediodía y la sombra de todo se esconde debajo, como escapando del calor apenas suavizado por la brisa que lame la superficie. Llega el ocaso y el sol se vuelve a hundir lentamente bajo sus aguas dejando de refulgir y llenando la paleta de mil matices, del ocre al naranja o al rojo, del turquesa al añil hasta hacerse casi negro sumido en la oscuridad.

La luna y las estrellas vuelven a tomar su sitio y a darle vida a la negrura reflejando su luz en el espejo oscuro de la mar…

¿Quién no se ha sentido atraido por tanta belleza?. ¿quién no ha sentido la llamada del mar?. Creo que nadie. Pero el mar tiene unas reglas no escritas, muy exigentes y muy duras para quienes quieren conquistarlo o rozarlo.

Cada año en nuestras costas hay mucho «marino de agua dulce» que se adentra en sus misterios, sin conocer ninguna o apenas alguna de estas reglas. Se ponen en peligro por desconocimiento de los riesgos que corren y sin precauciones previas. Un cambio de tiempo, un viento contrario, una mar rizada, o una avería en el motor, les deja a la deriva y han de ser rescatados por las patrullas de salvamento marítimo. También dependen del Ministerio de Fomento, y al menos hay que conocer dónde se encuentran estos servicios y las labores que prestan.

El azar hizo que estuviera presente en el incendio de esta lancha de la que os dejo cuatro imágenes. Estaba anclada en Camp de Mar y el humo nos dió el aviso de que se había declarado un incendio en una embarcación.  Parece que algún testigo vió cómo dos personas saltaban al agua por la borda y eran recogidos por un velero fondeado muy cerca… el resto de embarcaciones tuvo que alejarse de la cala.

En menos de quince minutos la lancha se fué a pique y cuando llegó el barco de salvamento sólo puedo rescatar los restos del casco que se habían hundido. Esta vez ocurrió a la orilla de la playa, cerca del puerto de Andratx y no hubo ninguna desgracia personal. En alta mar hubiera sido muy distinto…

Sólo quería incidir en la precaución de todos a la hora de disfrutar del mar plenamente, y agradecer a todos los miembros de estas patrullas su dedicación para cuidar de todos los barcos que flotan en nuestras aguas. Sin ellos las consecuencias de estos incidentes serían mucho mayores.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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