Ya estamos en Semana Santa y ya han comenzado las procesiones en nuestra calles.
El sentimiento con el que nos enfrentamos a estos días es muy distinto según los grados de devoción que cada uno tenemos. Pero lo que resulta evidente año tras año es que todas las cofradías van a más , cada vez hay más miembros , y cada vez tocan mejor.
He de reconocer que yo me incorporé tarde a la «magia» de las procesiones. Fué gracias a mi mujer , una auténtica fan , por lo que empecé a ver las procesiones. Hasta que no la conocí se puede decir que había visto alguna que otra sin ningún interés.
En mi infancia me habían producido un cierto temor, aquellos encapuchados no me inspiraban más que miedo y encima hacían mucho ruido con los bombos y tambores. Ya de adolescente me parecía todo un soberano aburrimiento. Allá por los setenta la Semana Santa se traducía en unos días de no poder hacer nada. En la tele sólo ponían procesiones, misas, rosarios y música sacra, cuando no se cerraba la emisión. En los cines venga a reponer Quo Vadis, Los diez Mandamientos o Ben-Hur. Las discotecas cerradas. O sea un latazo. Recuerdo un ocasión en la que estando de acampada en el Pirineo, sintonizamos una emisora francesa y.. ¡había música moderna!. No nos lo podíamos creer.
Más tarde todo se fué haciendo menos fervoroso y había más posibilidades de ocio. Pero ya en la juventud procuraba hacer mis escapadas a la playa ¡ a Salou, claro!.
Sin embargo mi entonces novia me fué introduciendo en la contemplación de las procesiones y acabó gustándome mucho.
Ahora mi hija Laura, lleva unos años tocando el tambor en la cofradía de «Jesús atado a la columna». Así que se acabaron los puentes en la playa.
Lo llevo muy bien y, aunque a veces me apetecería salir de la ciudad, disfruto mucho viendo a mi hija , y a los demás, recorriendo las calles a ritmo de tambor.
Me gustaría que disfrutaseis de nuestra Semana Santa de forma sencilla, pero con la convicción de que , aunque lo veais como un espectáculo, no os va a defraudar.
Tal vez los viajes de semana santa se hayan convertido para muchos en una auténtica Penitencia, (atascos, accidentes, retraso de vuelos, mal tiempo). Tened mucho cuidado en la carretera, por favor.
Algo tendrán los tambores y bombos de la Semana Santa argonesa cuando el universal Buñuel, era continuador de una ancestral tradición del Bajo Aragón, y eso que no era precisamente una persona religiosa.
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http://www.rutadeltamborybombo.com/ http://www.redaragon.com/turismo/ruta_tambor/