Sin aviación civil en España

 

 

Desde que se «inventó» el turismo en España, hasta ahora mismo, ha habido tiempo suficiente como para planificar un sector estratégico para la economía de nuestro maltrecho país. Fijaos que no había hablado hasta ahora de la muerte de Manuel Fraga con su biografía política más que conocida por todos, y hoy sólo quiero recordarle como impulsor de la fantástica red de Paradores Nacionales , de los que podemos sentirnos orgullosos todos.

Tal vez sean la excepción a una norma no escrita, en la que parece que siempre miramos la cuenta al día sin preocuparnos de la de mañana. Haber vivido en Mallorca durante bastantes años, y oido a los mallorquines quejarse de la «ocupación» de sus tierras por gentes bárbaras, da una idea de la falta de perspectiva de futuro que tenemos en general los españoles. Por mi parte siempre utilizaba la misma argumentación: «si fué tuyo y lo vendiste, es culpa tuya».

También quiero decir en su favor, que salir de pobres ante una oportunidad única no es como para despreciarse, pero luego hay que asumir que el beneficio o perjuicio que se produzca será ya cosa de sus legítimos dueños.

España se fue vendiendo por parcelas a inversores que tenían aquello de lo que nosotros carecíamos, DINERO. En el caso concreto de Mallorca ese dinero provenía principalmente de Alemania y en menor medida de Inglaterra. Pero la costa española se fué convirtiendo en una atrocidad especulativa, en donde los edificios fueron invadiendo aquello que era nuestro verdadero patrimonio y nuestro verdadero atractivo, para acabar perdiendo de vista el propio mar o las calas vírgenes convertidas en meretrices de playa.

La aviación hizo sus «agostos» en el río revuelto del nuevo Spanish Tourism, Spain is Different, y los «toguegos» «coguidas» y la «pael-la con sangría»… aunque también vinieran los Hemingway, La Gadner y algún que otro posterior como el Douglas y los jeques marbellís. Había dinero fácil que llevarse a la buchaca y nadie se resistió a coger unos denarios que sabían como las monedas de Judas. Venta directa a costa de una traición.

Nos reconvertimos en bandoleros sin serranía, en timadores del garrafón, reinventamos el Bed and Breakfast dando Bed and Sun, e hicimos de nuestra capa un sayo con tal de «trincar» y salir por piernas. No hicimos nada a derechas (será por no ser políticamente incorrectos) y vivimos deslumbrados por los neones del puticlub en que convertimos aquel tugurio llamado España. Pura fachada, hidalgos de peine en el vaquero y pelo negro rizado y sin boina. Morenas de Julio Romero vendiendo su flor in English, y celestinas de despacho ministerial concertando encuentros en la noche para que el trajín les permitiera mantener su guante blanco con el que no mancharse unas manos con las uñas recién pintadas.

Hicimos prostitución institucional, corrompimos almas, vendimos al mejor postor, alquilamos hasta el pajar para holganza de un turismo cutre que sólo dejaba piojos donde antes hubo ratas; y así nos fué y así nos va.

El cierre de Spanair no es más que parte del mismo proceso de mirada corta, de «san p’a mí» y de «el que venga atrás que arree». No hemos hecho nada por establecer una aviación civil fuerte y compacta, con una estructura adecuada a las previsiones reales de crecimiento, y con el margen de maniobra suficiente para resistir los vaivenes económicos que siempre son cíclicos. En lugar de prever y afianzar, seguimos prefiriendo ser perros de hortelano, y si no es  para mí ¡que se pudra el hueso!…

Y ahora nos damos cuenta de que seguimos en el prostíbulo, pero sin dinero para pagar la juerga con las fulanas, vemos que el Irlandés ya no es un güisqui de garrafón, sino que se nos ha metido en la sangre y no hay quien lo metabolice porque no tenemos «hígados». Seguimos maldiciendo al invasor, sin darnos cuenta de que estábamos amancebados con él y encima poniendo la cama. Lo hemos cebado y alojado, y encima le damos las gracias por los favores prestados.

No hemos mirado al futuro con la vista puesta en el bien común, hemos hecho honor de nuestro invento «la guerrilla», y hemos actuado como auténticos salteadores de caminos, cada banda a lo suyo y -si hacía falta- acabar sacando la «faca» para acabar con «el tempranillo» en una reyerta de callejón, con puñaladas traperas y pies en polvorosa antes de que llegue la «pasma».

Nos quedan aún las migajas de nuestra aviación civil española. Una Iberia que se convierte en Expréss, por lo que su disolución en agua caliente será más rápida que el café liofilizado. Una Air Europa con el cartel de se vende clavado en la fachada del jardín. La Vueling de comparsa dándole a la pandereta para que siga bailando la cabra (que luego se irá al monte), y haciendo caja mientras dure el chaparrón que le arrojan con varias jofainas desde el balcón de Fomento. Y si alguien echa de menos que hable de Air Suyum es porque no me da la gana hacerles propaganda a los que dicen que se van a Bilbao porque en Valencia ya no tienen subvención.

En fin que si quereis echaros al monte me temo que ya no hay sitio suficiente  para acoger a todos. Quizás sea hora de mirar en Sherwood a ver si hay un huequecito…

 

 

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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