Sistema hidraúlico

El «incidente» de un avión de Delta en Madrid Barajas, es quizás el reflejo de lo que vende en la prensa cualquier hecho anómalo que sucede en aviación. Si encima se obtienen imágenes que lo ilustren, mejor que mejor. Siempre es lo mismo y se abre toda una panoplia de conjeturas, críticas, alarmas, desmentidos y venga a publicar (cuanto más mejor) pero sin decir nada sustancial.

He repasado las fotos que incluye el enlace anterior, y evidentemente el detalle de las compuertas del tren de aterrizaje abiertas confirmaría que se ha tratado de un fallo del sistema hidraúlico del avión. Atribuyen las causas a un reventón de rueda, pero eso lo dejo a la comisión de investigación.

Los sistemas hidraúlicos de los aviones permiten transmitir esfuerzos (presiones) muy altas en diferentes sistemas con la aplicación mínima de fuerza por parte del actuador que lo gobierna. Pero ¿en dónde se necesita esa ayuda hidraúlica?. Pues todo depende del tipo de avión y de cómo esté diseñado el propio sistema hidraúlico. Pero por hacer una breve descripción del mismo digamos que tiene aplicación práctica en los siguientes:

– Mandos aerodinámicos de vuelo, en los que diferentes alerones y los flaps se sirven de este sistema para que el esfuerzo sea el mínimo dadas las cargas aerodinámicas que soportan a alta velocidad, además de que la variación de su posición es inmediata a la propia actuación del piloto (incluído el automático).

– Apertura y cierre de las compuertas del tren de aterrizaje.

– Extensión y retracción del tren de aterrizaje en operación normal.

– Frenos y Antiskid en tierra.

– Dirección de la rueda de morro.

He destacado tan solo unos cuantos factores de otros muchos que utilizan y se sirven del sistema hidraúlico, para tratar de que se vea que el citado avión de Delta se tuvo que ver afectado significativamente en su operación una vez producido lo que se «presume» que fue una rotura de uno de los sistemas hidraúlicos del avión. A partir de ahí cada uno que especule libremente de cómo fue y cómo sucedió, pero yo volveré a esperar el informe de la CIAIC para no echar leña a ningún fuego periodístico.

Bien está lo que bien acaba, y el que no hubiera daños personales es sin lugar a dudas una buena noticia que ha quedado «oculta» en la información que se va filtrando. A pesar de lo aparatoso de las imágenes, de las huellas sobre «el verde», de la rueda destrozada, nadie hace ningún hincapié en que en este tipo de situaciones tan «llamativas», la tripulación, el propio avión y la asistencia de los controladores y todo el personal de emergencias de un aeropuerto hacen posible que un fallo técnico, sea cual sea, quede tan solo en un incidente más, una mera anécdota aeronaútica que pronto todos esos voceros olvidarán y buscaran ávidos otro incidente nuevo, más llamativo aún. Mientras toda la profesión aérea seguirá buscando los porqués y cómo evitar que se repitan.