Tras la conmoción que hemos sufrido por el derribo del vuelo de Malysian MH17, viene a mi mente el recuerdo de una anécdota que ya relaté extensamente en otro artículo.
Ahora cobra vigencia entre todos los estamentos aeronaúticos la revisión de los permisos de sobrevuelo y la declaración de zonas peligrosas, restringidas o prohibidas, algo que siempre está presente a la hora de la elaboración de un plan de vuelo. El problema estriba en que modificar o establecer una zona de exclusión de sobrevuelo conlleva una larga serie de trámites y su correspondiente notificación mediante NOTAMS a todo el mundo implicado en la Navegación aérea.
Una vez establecida la restricción y el período de vigencia, entramos en las repercusiones que ello puede tener a efectos prácticos. En primer lugar, en términos diplomáticos, no es algo que interese a un país que pretende minimizar los riesgos reales que pueden existir en una zona en conflicto, tratando de aparentar una normalidad que no existe y reconocer que ha perdido el control sobre la misma.
En segundo lugar la siempre latente ECONOMIA, que no tiene conciencia y que manda sobre las voluntades de una inmensa mayoría de gestores de la res-pública. Cobrar derechos de sobrevuelo, o renunciar a ellos, siempre provoca dudas y en general se mantiene la calma esperando que no ocurra nada.
Que determinados organismos hagan una recomendación, que no es de obligado cumplimiento, hace que los operadores aéreos tomen la decisión individualizada de asumir el riesgo de sobrevolar o no dichas áreas. Para quienes no conozcan el factor económico en una ruta determinada, podría decirles que el poder realizar un vuelo directo (con o sin escalas), por la ruta más corta, en el menor tiempo posible, hace que ese vuelo pase de ser rentable a ser totalmente un descalabro económico. Así que a ninguna compañía aérea le sale a cuenta alargar la ruta, desviándose de la prevista, y en muchos casos tener que programar una escala técnica para repostar y poder llegar al destino programado.
Demasiados intereses, demasiada obsesión por la ganancia y demasiada falta de escrúpulos, hacen que ahora veamos este vuelo como un ejemplo más de lo que no tendría que haber ocurrido, y espero y deseo que a partir de este momento sean de nuevo los responsables de la SEGURIDAD AEREA quienes determinen las causas inmediatas para activar una zona PROHIBIDA. El resto de consideraciones ya vemos a lo que dan lugar…