Mucho me temo que seguiremos dentro de unas horas, tal como ahora, ricos de solemnidad. Hoy toca escuchar machaconamente el sonido de las voces de los niños de San Ildefonso, cantando números, cantando premios, y esperar a ser uno de los afortunados en el sorteo.
Estamos acabando un año miserable, rodeados de miseria, de podredumbre institucional, y todavía nos aferramos a las últimas esperanzas de acabar con nuestra particular necesidad económica a base de «un pellizco» salvador.
Varios años he intentado repartir suerte a muchos, invitando a participar de esa ilusión que genera un juego de azar. Este año no he tenido la idea adecuada para seguir con esa práctica. No ha sido desilusión, ni poca confianza en esa suerte que a pocos favorece. Ha sido sencillamente por falta de ideas.
Espero que aunque no haya contribuído en nada a llevaros esa parte de suerte que os deseo, al menos que os haya dejado un poco de optimismo y de tranquilidad de ánimo. Somos todos ricos ya por el hecho de tener salud, tener familia, amigos, algunos trabajo, muchos amor, y sobre todo esperanza en un futuro mejor.
Os deseo que mantengais esa riqueza que atesorais en vosotros mismos, y que si además de ello os llueven unos cuantos euros «de gracia», sepais que seré partícipe de vuestra alegría. ¡Mucha suerte a todos!.
Javier, Gracias por tus deseos. Con personas como tú la suerte ya la tenemos todos aquellos a los que nos transmites cariño. Paz y Felicidad durante la Navidad y siempre.
Te deseo mucha salud que es lo más importante, suerte y mucha felicidad.
Feliz Navidad.
Un fuerte abrazo.