Hoy es San Valentín, o día de los enamorados, y deberíamos demostrar ese amor a base de algo más que un regalo material.
Sinceramente no soy nada «gastador» o «derrochador» (incluso algo rácano), así que no he comprado nada para regalarle a mi mujer. Se tendrá que conformar con algo tan barato como un beso, un abrazo y tal vez (si me lanzo) un par de arrumacos.
No soy muy dado a establecer días para lo que debe ser algo natural, diario, y continuo, como el amor. Y menos aún cuando se desvirtúa la razón íntima de una alegría personal al saber que amas y eres amado. Y es que soy un romántico.
¿Cómo podría una corbata simbolizar ese amor profundo?. ¿Acaso una rosa es más bella que la manera en que miro a mi mujer?. Ninguna colonia exhala de un frasquito el aroma de un beso sutil, y el apretón de una mano entrelazada con la de la persona que de verdad amas tiene más fuerza que el lazo que sujeta cualquier envoltorio por muy bonito que sea el papel de regalo.
Tampoco le voy a dedicar frases ajenas, estudiadas y vacías de contenido, porque no salen de mí. Hoy creo que sólo le voy a decir TE AMO. Pero como eso intento transmitírselo a diario, en todo momento, creo que para otros podría considerarse algo tan cotidiano que lo podrían calificar hasta de vulgar.
Así que hoy para mí y mi mujer creo que va a ser un día como cualquier otro, vulgar y corriente, normal, rutinario, todo menos especial. Será sencillamente la continuación de nuestra propia historia de AMOR.
No hay días vulgares, monotonos, rutinarios ni corrientes cuando hay AMOR. Felicidades por no ser tan normal!