Tabaco y ansiedad

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(foto: Ansiedad. Autor Anti-Edipo)

Uno de los grandes temores a los que se enfrenta una persona que está pensando en dejar de fumar es el sentimiento de que puede «fracasar» en el intento. Se tiene que enfrentar al miedo al fracaso y con el miedo a una situación, para él nueva, en la que no sabe cómo reaccionará al no tener la «ayuda» de un cigarrillo para calmar su ansiedad.

Un fumador fuma  con cualquier «excusa»: normalmente es porque se siente nervioso (ansioso) ante cualquier sentimiento tanto positivo como negativo. La ansiedad está siempre presente en su dependencia hacia el tabaco. Lo mismo da que sea porque tienes mucho trabajo como porque lo has acabado y lo celebras fumándote un pitillito. Si estás triste parece que el humo te nubla la visión de la tristeza y desaparece tras esa cortina falsa de bienestar pasajero. Tan pasajero que sigues estando triste y tienes que encender otro inmediatamente.

En las alegrías es compañero inseparable de cualquier celebración. Un purito en las bodas (obsequio del padrino), un «farias» para un partido de fútbol o una labor cubana para una buena corrida…(¡de toros!). Si estás de fiesta, un cigarrillo tras otro, sin ningún control, aportan un grado de toxicidad mayor que el de las bebidas que consumes con los amigos.

La ansiedad está siempre presente sin que seamos conscientes de ello. Vivimos una vida extraña, llena de vacíos que llenamos a base de engaños íntimos y que nos generan un estado de intranquilidad que sobrellevamos como buenamente podemos. Unos fumando, otros comiendo o bebiendo o cualquier medio que nos parezca satisfactorio dependiendo de nuestros gustos personales. Pero detrás de un fumador siempre hay una gran dosis de ansiedad.

Este miedo a no poder vencerla, al vacío que deja tener ocupadas las manos y la boca con un digarrillo humeante, es lo que desalienta a un fumador a intentarlo.

Cuando analizas el desarrollo psicomotriz de los niños se establecen una serie de etapas de investigación y aprendizaje del bebé. Una de ellas es la llamada fase oral, en la que todo lo que les rodea pasa por ser investigado mediante una chupadita… No quiero decir que un fumador no haya superado esta fase cuando inicia el consumo de tabaco, pero seguramente en el subconsciente tiene el «recuerdo» de que una mamadita de la teta de mamá o un chupete le calmaban una excitación incontrolable de manera racional.

Sea como sea dejo a los psicólogos el análisis de las causas que llevan a una persona a fumar y lo que cuesta dejarlo (menos de lo que creemos a priori) pero desde aquí sigo animando a todos a intentarlo; si hace falta a fracasar en el intento una y cien veces, porque de cada intento que realizas sacas una serie de aprendizajes muy útiles para la siguiente ocasión en que lo intentas. Al final siempre acabas dejándolo porque lo estás buscando y deseando y eres capaz de entender que el miedo a vivir sin tabaco estaba totalmente injustificado y la satisfacción y el bienestar que produce supera con mucho cualquier temor  que te hubieras «fabricado» para justificar el hecho de no intentarlo.

Actualización: Justo ahora acabo de ver un artículo que habla de lo mismo y las ventajas inmediatas y a medio y largo plazo, que se obtienen al dejar de fumar. Podeis leerlo en el blog Helektron.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

6 respuestas a “Tabaco y ansiedad”

  1. la xuxa deje el cigarro 2 semanas y tenia una angustia voraz, pase acomprarme una cajetilla y fumo fumo es exquisito no lo dejo nunca mas en mi vida.

  2. Alejandro, gracias por tu magnífica aportación. Doy fe de que al menos en mi caso a la tercera fué la vencida… de momento. Y si no, habrá una cuarta que seguro lo será.

  3. Eso es una realidad, los vínculos que se crean son tan fuertes que te crees incapaz de prescindir de la droga que te permite funcionar de manera “normal”. En la gran mayoría de los casos hay una predisposición negativa antes de enfrentar un proceso de cesación, lo que es un error, dejar de fumar solo trae beneficios, aún en el caso de que no llegase a lograr su objetivo.
    No es fácil y el peor error es no intentarlo, es no perseverar aún sabiendo que son muy pocos los que logran su objetivo al primer intento.
    Las estadísticas son claras y están en contra del fumador que quiere dejar, pero son solo eso, porcentajes, dejar de fumar es posible y son muchos los que pueden dar fe de aquello, hoy contamos con muchos avances en el campo del tabaquismo que pueden ayudarnos en nuestro empeño, y digo ayudarnos, porque lo principal e irreemplazable se lleva por dentro, es convicción, es creerte el cuento, pero de verdad, es voluntad, es perseverancia, y porque no, es alegría.
    Esa “ayuda” entre comillas lo dice todo, un cigarrillo jamás aportara nada, solo resta, no es solución a nada, al contrario, es parte del problema. Paso a paso se puede llegar a prescindir del cigarrillo y lo lograremos más temprano que tarde, un abrazo

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